Dice el dicho que «quien nada debe nada teme» y le agregamos «y siempre permite le investiguen».

Así debe ser el caso de todo aquel que es señalado o «ventilado» porque abusa de su posición, de contar con recursos bien habidos o no, pero que se reflejan en su forma de vida, la de su familia y los bienes que posee.

No tiene nada de malo que, al paso del tiempo, de un arduo trabajo y haber demostrado sus buenos oficios en una profesión o negocio, una persona acumule bienes, riqueza, tenga un buen modo de vida, al contrario, es de aplaudirse y reconocerse.

Entonces, resulta asombroso que los políticos señalados por enriquecimiento «inexplicable» -bueno como que la palabra sale sobrando- se armen de toda su artillería e inicien el combate teniendo como campo de batalla los medios de comunicación.

¡No señores! No se trata de una batalla campal de declaraciones, se trata de esclarecer, limpiar, dejar en claro cómo, cuándo, y CON QUÉ se adquirieron esos inmuebles o riquezas, en concreto ¿De dónde salió el dinero para tenerlos?

De un banco, pues muestren las hipotecas; de una herencia, pues publique el testamento; un regalo no puede ser porque la Ley de Servidores Públicos lo prohíbe, de propinas o moches, pues tampoco se puede porque eso equivale a corrupción, así de simple.

Si bien la autoridad que investiga cuenta con los elementos para señalar, mal hace en ventilar información que señale a otro, en todo caso denuncie, lleve a tribunales el asunto y no lo entregue como moneda de cambio para obtener beneficios que, como poder ejecutivo, le son benéficos.

Mal hace también la autoridad legislativa al querer cambiar leyes cuando el agua ya los tapó y solo cuentan con un popote para respirar.

Ninguno de los dos poderes tienen plena conciencia del daño que hacen a la sociedad, ninguno de los dos cumple con el objetivo y fundamento de su ser, mucho menos de ser representantes del pueblo que los eligió.

En cuanto a los medios de comunicación, tener una primicia es un logro, porque equivale al reconocimiento del potencial que tiene en la comunidad, sin embargo, también debemos analizar que no basta con una publicación, hay que llegar hasta las últimas consecuencias y para que el asunto no se olvide con otros tantos más que existen en el diario acontecer, también se debe presionar, empujar y lograr que los asuntos se diriman en los juzgados y precisamente alguien resulte culpable.

Que haya una verdadera sentencia.

¡Ya chale de tanta simulación!