Un total de 2,508 edificios y 12,031 coches han sido incendiados en los disturbios que se han sucedido en Francia desde el pasado 27 de junio, por los que han sido detenidas 3,505 personas, en su mayoría jóvenes.

Las cifras las dio este miércoles el ministro del Interior, Gérald Darmanin, que en una comparecencia en el Senado señaló que, aunque en las últimas noches los altercados han remitido mucho, “es muy difícil saber qué va a pasar en los próximos días”.

Darmanin explicó que las fuerzas del orden han registrado 23,178 incendios en la calle y que de todos los edificios incendiados, 273 eran comisarías de la Policía Nacional o de la Policía Municipal y cuarteles de la Gendarmería.

El ministro explicó que la edad media de los detenidos es de “17-18 años”, que el más joven tiene 11 y el mayor 59, que “sólo” un 10% son extranjeros y que un 60% no tenían antecedentes judiciales ni policiales.

Según las cifras comunicadas por el portavoz del Gobierno, Olivier Véran, al término del Consejo de Ministros, hasta el martes, de todos los detenidos 990 ya habían sido presentados ante un magistrado con vistas a una eventual inculpación y se habían celebrado 480 juicios por el procedimiento de comparecencia inmediata.

Tras esos juicios, a los que no pueden ser sometidos los menores, 366 personas habían sido encarceladas.

En el origen de este estallido está la muerte el día 27 de un menor de 17 años por el tiro de un policía cuando intentaba saltarse un control al volante de un coche para el que no tenía permiso de conducir.

El titular de Interior reiteró la idea de que ese agente, un brigadier de 38 años que había recibido varias condecoraciones, “no respetó la ley de 2017” que, en un contexto marcado por la ola de atentados yihadistas en Francia, amplió la autorización del uso de las armas contra los que se saltan un control policial y pueden poner en peligro la integridad de las fuerzas del orden o terceros.

Ante las críticas lanzadas por una parte de la izquierda, que ha pedido su modificación con el argumento de que ha dado lugar a un uso mucho mayor de las armas por los agentes y a un récord de 12 muertos el pasado año, se mostró contrario.

Su línea argumental, con cifras, fue que esa ley no ha provocado un aumento del uso de las armas por las fuerzas del orden contra los que se saltan sus controles, aunque cada vez sean más.

“La Policía y la Gendarmería -afirmó- no disparan más que antes, pero los que se saltan los controles sí que aumentan”.

Darmanin insistió en subrayar que detrás de los altercados hay una minoría que no representa a la población de los barrios sensibles en los que se han concentrado: “Como mucho, han sido unos miles de personas”.

Con información de EFE.