Por: Fernanda Mata

Soñé que estaba detenida en un semáforo esperando el cambio de luz, cuando vi a los periodiqueros gritando, cada quien en su esquina, pero todos al mismo tiempo, tal cual como los de la lotería nacional: “ya llegó otra” “detectan nueva variante, detectan nueva variante” y yo ¡Oh por Dios, ya nos cargó el payaso otra vez! Mi mente se llenó de pensamientos mágico-trágicos como: cuándo se va a acabar, que si es o no una maldición, que si esto, que si el otro y echando una que otra mentada de madre o expresión parecida… y los medios de comunicación haciendo lo propio, encargándose de mantenernos informados mientras enumeran la ola en turno y dando cátedra de las transformaciones, mutaciones y/o variantes del virus COVID-19.  Desperté del sueño y me di cuenta que no lo era, más bien son de esas veces que estás dormitando y que hasta parece que estás soñando pero con la tv prendida y entonces escuchas todo lo que dice, tal cual como pasó con los estudiantes de “Pesadilla en la calle del infierno”. En fin, agitada y conmocionada por el impactante incremento desmedido en los contagios, comencé a escribir…

En un sondeo rápido, la primera emoción en aparecer, tras una noticia de este tema tan vigente, es el miedo pero, ¿qué significa y cómo impacta en nosotros? El miedo es una de las emociones primarias que, según los psicólogos, tiene el ser humano y es una sensación de angustia provocada por la presencia de un peligro real o imaginario que responde ante una amenaza. Haciendo un paréntesis, sería interesante ver cómo este sentimiento está ligado al peligro irreal, es decir, a algo que no existe. Tiene sentido, pues la mente es más caótica que la realidad y como el cerebro no distingue entre realidad o fantasía, las historias que se cuecen en ella, son sobredimensionadas pero, ese será otro tema que después abordaremos, por lo pronto, entremos en contexto desde el punto de vista científico del miedo.

Según investigadores, hay una relación entre el cerebro y las emociones explicando lo siguiente, lo cito textual: -“La amígdala, una pequeña estructura alojada en el seno del sistema límbico (nuestro «cerebro emocional»). Esta área desempeña un papel clave en la búsqueda y detección de señales de peligro. Se podría decir que trabaja de forma análoga a un detector de humo: permanece inactiva hasta que el más mínimo estímulo amenazante la pone en marcha”, sin embargo, estudios más profundos revelan también, que existen otros agentes de impacto y que, diversas áreas cerebrales se encuentran implicadas en la sensación de miedo, tales como, la ínsula bilateral, la corteza cingulada anterior dorsal y la corteza prefrontal dorsolateral.

Sintetizando, el meollo de este artículo es describir que el miedo es parte natural de nuestras emociones, por tanto, el miedo como cualquier otra emoción no se califica, es decir, no es bueno ni malo; no se debe vencer sino regular para seguir avanzando pese a él; es darle un tono diferente al que le damos, por ejemplo, decir que el miedo paraliza, que el miedo atonta, que es el peor enemigo, es como decir que en no se debe sentir un sentimiento. Es imposible. Pero sí se puede alterar, todo depende desde la plataforma en donde se instale, el miedo también debe ser prudente, medible y manipulable por ello, valdría la pena que hicieras una clasificación de ellos para evaluar su nivel de “gravedad” para ti, y recalco, para ti, porque también es cierto que tus miedos son solo tuyos y muchas personas que no tienen los mismos que tú, intentarán aconsejarte como expertos sin siquiera saber qué hacer con los suyos y por eso, el proceso es meramente in- di- vi- dual. Por ello, valdría la pena comenzar con un listado de evaluación, para darle enfoque y solución a ellos. Insistiré en que estos procesos de sanación no se deben hacer solos, requieres de expertos en el tema.

Lo curioso es que así como la variante del Covid-19 Ómicron es altamente contagiosa, las emociones también lo son, ¡Niégamelo!, niégame que no lloraste (tristeza) con tus amigas cuando se murió Di Caprio en la película del Titanic, dime que no te enojaste (enojo e indignación) junto con otro millón de personas cuando en un video viral, una niñera golpeaba al niño que cuidaba o desmiénteme cuando en la casa del terror del parque de diversiones se escuchó un tétrico gritó y tú también lo hiciste y no conforme, le cercenaste la mano a tu acompañante con un fuerte apretón por el susto que te metieron. El miedo también es colectivo. Pues bien rompamos con ello y mientras damos seguimiento individual a nuestros miedos trabajemos en desintegrar el virus emocional – social y colectivo que detona nuestra condición sanitaria actual. Demos inicio a la quinta ola, hagamos un contagio masivo de esperanza, fe y amor, vacunémonos contra el miedo para que no nos prive ni física ni emocionalmente, “pandemicemos” la correcta salud integral y mantengamos sana distancia con los parásitos que invaden nuestra voluntad. Recuerda que en un trabajo de metamorfosis es más importante la dirección que la velocidad, así que cada quien a su ritmo.