A mediados de diciembre la Secretaría de Salud informó que el número de casos de Covid 19 estaba en aumento en el mundo, en esos días no pasaban de 200. Siguiendo ese patrón era de esperarse que en Nuevo León también se presentara. Así ha sido.

Una semana después de las fiestas navideñas el número de casos se duplicó y posterior a las de fin de año este sábado se anunció que los casos alcanzaron la cifra de 4 mil 679, cifra récord toda la pandemia.

Las recomendaciones se dieron por todos los medios, las autoridades exigían a la población el uso obligatorio de cubre bocas, pero sobre todo evitar aglomeraciones y ante cualquier suposición de haber tenido contacto con alguien contagiado, realizarse la prueba para determinar el contagio.

Hoy muchos señalan a las autoridades como los culpables de la alta tasa de transmisión del virus, dicen que las aglomeraciones en el transporte es una de las principales causas, pero, ¿de quién es la culpa?

Si a alguien debemos de culpar tenemos que recordar las posadas, reuniones de carnes asadas, las aglomeraciones en los centros comerciales, en las calles del centro de la ciudad, en carnicerías y hasta en pastelerías para adquirir los productos típicos de la temporada decembrina, entonces, ¿Quiénes son los culpables? Nosotros mismos, que como siempre pareciera que el mundo se acaba si no adquirimos los regalos, el pavo, la masa para los tamales o la rosca de reyes.

Quince días antes la propia Alma Rosa Marroquín casi suplicaba en la rueda de prensa que la gente utilizará el cubrebocas, que siguiera las medidas sanitarias y que si autorizaban al 90 por ciento la apertura económica la respetaran.

Hoy, 15 días después con asombro vemos que las cifra rebasan los 4 mil contagios; que poco a poco las hospitalizaciones van en aumento, que hasta los vuelos comerciales están cancelados por el contagio del personal de las aerolíneas.

Será que todos tenemos que contagiarnos para creer que el virus si existe, bien dice el dicho: «En cabeza ajena nadie aprende».

Recordemos: el virus se transmite por las gotitas de saliva que expulsamos por la boca y la nariz, esa es la razón de usar el cubrebocas, guardar sana distancia y no tocarse la cara.