Quien es autoridad pública nunca está exenta de las críticas y hoy, más que nunca, de ser el ejemplo ideal para convertirse en «meme», una caricatura.
Obvio que Samuel García Sepúlveda, Gobernador Constitucional del Estado de Nuevo León, no se salva.
Pero, qué padre verlo cómo se divierte como niño al disfrazarse de -seguramente- uno de sus personajes favoritos: Buzz Lightyear, a quien desde los 8 años conoció a través del cine, -recordemos que Samuel tiene 33 años y la película 27-
Para quienes desconocen la esencia de ese personaje puede parecerles un desmadre que el Ejecutivo Estatal se disfrace y goce el momento. Hay que recordar que Buzz siempre busca ir al espacio:¡Al infinito…y más allá! Que es un personaje cuyos objetivos están muy bien fundamentados y no deja de luchar para conseguirlos. Siempre quiere subir, volar, alcanzar el espacio e ir más allá.
Habrá quien critique a Samuel y a su esposa Mariana Rodríguez por brincar a la cuerda, pero nadie puede negar que en estrecha coordinación saltaron alto, brincaron, se divirtieron y gozaron el momento.
Qué quieren seguir siendo influencer, qué solo buscan publicidad gratis, qué, qué, qué.
Esa imaginación, ese sentido del humor y esa forma de reacción y acción -para muchos sin reflexionar- es quizá lo que se ocupa en la política.
Tenemos que dejar atrás el acartonamiento del discurso político, la postura del gobernante con cara de amargura; tenemos que concentrarnos en que un político debe reír para tener una mejor visión de la vida; tiene que gozar el momento para transmitir alegría y dejar que la audiencia ría a carcajadas, pero sin burlarse de él por cuanta acción realiza.
Qué debemos cuidar las formas, qué la imagen pública es «sagrada». ¡No! la imagen pública se construye cada día y en Samuel podemos ver al político que busca llegar al espacio, que brinca la cuerda para llegar alto, pero también al estadista que no se queda en su terruño y envía representantes a las cumbres mundiales, o hace fila para saludar al Papa Francisco, o se impacienta cuando algo sale mal.
Quien me conoce sabe que no acostumbro usar lisonja en mis comentarios, como observadora de los procesos de comunicación observo y opino.
Sigamos observando, llevemos un récord de las buenas y las malas de Samuel y su gobierno, que en ocasiones se «des trampa» porque quiere informar de todo sin planear. Ya aprenderá que cada información tiene su contexto y que cada mensaje emitido debe llevar un objetivo, por ahora para mí es lo más criticable… de tanto que quiere comunicar la esencia se pierde o mal interpreta y, entonces si: «Qué desmadre».
@angelicasvalle