Que no te ganen las redes

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Angélica Valle

En los últimos días el uso de rumores sobre diversos temas ha movido a los ciudadanos a situaciones de temor, un temor que lleva a la movilización colectiva de jóvenes y adultos para evitar supuestos ataques violentos al interior de planteles educativos.

Difundir rumores -supuestas verdades que nadie puede corroborar- no es algo nuevo, desde hace siglos se ha utilizado y forma parte de la sociedad actual para o con la intención de desprestigiar a alguien, ya sea una persona o una organización. El objetivo es sembrar el desprestigio.

Puede ser de boca en boca, pero hoy las redes sociales y el anonimato son de uso frecuente y masivo. A través de la línea de Internet la propagación del rumor es de tal magnitud y rapidez que, incluso, puede mover a la histeria colectiva.

Eso vivieron hoy padres de familia de jóvenes preparatorianos de la Universidad Autónoma de Nuevo León, cuando de madrugada el rumor surgió en las redes: un estudiante asesinaría a una compañera por denunciarlo por violación… el mensaje se fue modificando, saltando de usuario en usuario, la red se tendió, su alcance fue masivo, a tal grado que los alumnos de 6 planteles interrumpieron su turno, lo que motivó la movilización de sus padres para recogerlos en los planteles.

El rumor se había esparcido y, por supuesto, el mensaje distorsionado, modificado a la conveniencia de seguir infundiendo el miedo.

A lo largo del día surgieron muchos rumores más, la presencia de unidades de seguridad pública en los planteles o cercanas a ellos, irrumpió los sectores donde están las preparatorias y la angustia de los padres al llegar a recoger a sus hijos.

Con el uso de las redes sociales hoy más que nunca debemos tomar conciencia de la facilidad existente para propiciar rumores; lo inmediato que estos se propagan, pero sobre todo de saber que si un mensaje no puede corroborarse no hay que sumarse a la histeria colectiva que puede nublar la razón.

Es conveniente tomar acción para salvaguardar la integridad, poner distancia de por medio, pero conscientes de que son medidas preventivas, más no como respuesta a un atentado en sí.

Debemos como padres y adultos no reaccionar con histeria, porque se contagia y los primeros en contraerla serán nuestros hijos, que en tanto no se sientan a salvo vivirán la angustia sin imaginarnos cómo podrán reaccionar.

Accionemos, reaccionemos, pero sin perder la cordura. Podrá ser difícil, sin embargo, será la única forma de poder transmitir tranquilidad, mostrar que somos adultos y sabemos controlar las situaciones de emergencia.

Reconocemos que en esta ocasión la respuesta de las autoridades universitarias fue a tiempo y acertada. El rumor fue agonizando y murió cuando la fiscalía general de Justicia informó que no había denuncias y todos los planteles continuaron con sus labores cotidianas.

En la medida que el rumor se ataque a tiempo y esa acción se propale de forma masiva, éste terminará.

@angelicasvalle