Un diálogo se caracteriza por la exposición de ideas, puntos de vista, contrapuntos y discusión razonada de ello.
El diálogo es cordial, sin alzar la voz, sin palabras antisonantes y, por supuesto, en todo ello hay respeto de quienes lo realizan.
Los diálogos entre personas educadas, cultas, suelen ser así, mucho más entre aquellos que se dicen diplomáticos o representantes de ciudadanos.
Por supuesto que en un diálogo hay respeto.
Sin embargo, dista mucho de que en el diálogo todo sea cordial, con diplomacia, si en contrario las acciones de quienes «dialogan» no son acordes con su decir.
Así que entre el decir y hacer, cuando dista mucho uno del otro, lo mejor es tener un plan b o de plano seguir el refrán: «Piensa mal y acertarás».