El papa Francisco regresó a una cárcel para celebrar con los presos la misa Cena Domini de Jueves Santo, que conmemora la Última Cena, y se arrodilló ante ellos para lavar sus pies, animándoles a ayudarse entre sí, después de dos años en los que la pandemia había suspendido esta tradición.

A diferencia de los otros años, el Vaticano ha optado por mantener esta misa bajo una gran reserva y ni siquiera anunció el paso del papa por esta cárcel, la sexta que visita por Jueves Santo en la última década, desde 2013.

El papa Francisco repitió el gesto de Jesús durante la Última Cena, cuando el Señor lavó los pies a sus discípulos como signo de amor y de servicio e impulsado por las vejaciones, a 12 detenidos, hombres y mujeres, entre ellos personas de diferentes edades y de diferente nacionalidad», precisó en un comunicado la Santa Sede.

Francisco presidirá el viernes en el Coliseo romano, símbolo del martirio de los cristianos, el Viacrucis nocturno.

Este año, según informó el director de la oficina de prensa del Vaticano, Matteo Bruni, han sido invitadas dos mujeres de Ucrania y Rusia para que carguen la cruz en una de las estaciones que conmemoran el sufrimiento y la muerte de Jesús, desde su condena hasta su sepultura.

Una iniciativa por la paz y la reconciliación que ha generado polémica entre la comunidad ucraniana debido a la guerra actual entre los dos países.