Angélica Valle
De todos los tiempos la migración de los pueblos está presente en la humanidad.
La historia nos habla del éxodo de personas desde tiempos de Jesús, todos esos movimientos originados por disputas de creencias religiosas, por aferrarse al poder político, por tener la custodia de las aguas, por la búsqueda de mejores oportunidades de vida.
Muchos son los argumentos para que las personas dejen su pueblo, para emigrar a tierras desconocidas con esperanza, quizá vana, pero finalmente con esperanza.
En la actualidad para muchos el vivir en los Estados Unidos es el «sueño a realizar», la obsesión por arribar a su territorio de vuelve dramática para hombres y mujeres que, tan sólo con la ropa puesta y algunos centavos en sus bolsillos se lanzan y emprenden el camino.
Con ellos llevan a sus hijos, algunos de pocos meses, pero ninguno mayor de edad.
En las últimas semanas hemos conocido historias de algunos de ellos, son casi 5 mil migrantes provenientes de Honduras y Guatemala, quieren atravesar México para llegar a, lo que para ellos es, «la tierra prometida»
Sin embargo, las condiciones en que están, las inclemencias del tiempo, la incapacidad de un pueblo como México para darles albergue a todos, motivan el desánimo y desistir de alcanzar el sueño.
Cualquier persona tiene derecho aspirar a mejor situación de vida; también hacemos conciencia de la magnitud del problema para las autoridades mexicanas, reconocemos que Estados Unidos no es para todos la tierra prometida.
Pero, el gran pero de siempre, es necesaria la amenaza de parar la marcha migrante con uno de los ejércitos más completos del mundo? O es más conveniente que en lugar de mensajes a través de redes sociales el Presidente Donald Trump instale una comisión que analice, estudie y busque soluciones ante la situación.
Por lo pronto la mitad de los migrantes decidieron regresar, deseamos que en sus pueblos los gobernantes busquen la manera de retenerlos con mejores condiciones de vida y en México se busquen soluciones para ellos y nuestros connacionales, sobre todo los mexicanos que viven en el sur del país donde las condiciones de vida, tampoco son del todo alentadoras.
@angelicasvalle