Aunque en menor intensidad que en semanas anteriores, grupos de sindicalistas franceses marcharon este martes hacia la sede de las Olimpiadas de París e irrumpieron el tráfico en el Aeropuerto Orly.

El plan del presidente Emmanuel Macron de subir la edad de jubilación de 62 a 64 años —y su decisión de impulsar la medida por el Parlamento sin votación— aumentó el descontento popular y provocó algunas de las mayores protestas en Francia en varios años. Pero la intensidad del enojo por la reforma ha ido disminuyendo desde las últimas protestas grandes del 1 de mayo, y desde que la propuesta se convirtió en ley en abril.

Un pequeño grupo de activistas del sindicato izquierdista CGT irrumpieron en la sede de las Olimpiadas de París de 2024 en el suburbio de Saint-Denis, coreando lemas contra Macron.

En la ciudad occidental de Rennes, los activistas marcharon por las vías ferroviarias antes de ser dispersados por la policía, reportó la emisora local France Bleu.

Macron insiste en que la reforma es necesaria para financiar el sistema de pensiones en momentos en que la población está envejeciendo. Los sindicatos y opositores de izquierda sostienen que la reforma perjudica a los pobres y argumentan que lo que se necesitan son mayores impuestos para los ricos y las corporaciones.