Este domingo, en el que celebramos la fiesta del Bautismo del Señor y con el que concluimos las celebraciones de la Navidad, se nos invita a escuchar la voz del Hijo de Dios, esa voz que se hace presente en todos aquellos que buscan nuestro bien y en quienes se nos recuerda que todos somos hermanos y que estamos llamados a no permanecer indiferentes ante las necesidades de nuestro prójimo.

Es por esto que, ante las dificultades que se están presentando, no solo en nuestro País, sino también en Estados Unidos de Norteamérica y en algunos otros países, por el preocupante incremento en los casos de contagio por COVID 19 y sus variantes, es importante que reforcemos los protocolos ya conocidos por todos y no excluyamos las indicaciones que nos hacen las autoridades de salud, quienes velan por el bienestar comunitario.

El incremento de contagios en el Estado es alarmante, por lo que hago un llamado a la solidaridad y al cuidado de todos, especialmente de los adultos mayores y de los niños, así como de los enfermos que están bajo nuestro cuidado en casa o en centros de salud.

Invito a todos para que estemos atentos al llamado de las autoridades y no permitamos que se relajen las medidas que deben tomarse. Por nuestra parte, las Iglesias de la Arquidiócesis seguirán manteniendo un aforo del 50% en las celebraciones litúrgicas, esto mientras las autoridades no den a conocer alguna otra indicación.

Asímismo, pido a los sacerdotes y miembros de los grupos parroquiales, sigan atentos a nuestras indicaciones, especialmente en lo que se refiere al retorno de las reuniones presenciales y del catecismo infantil, después de las fiestas de Navidad.

Junto a esta cuarta ola de la pandemia, es también preocupante que nos encontremos en nuestra ciudad, y en el área metroplolitana, con elevados índices de contaminación lo que trae en consecuencia un incremento en las enfermedades respiratorias las cuales, conforme a estudios médicos recientes, son fáciles de confundir con los síntomas de la pandemia. Por lo que se hace urgente el que las autoridades incrementen las medidas de prevención para disminuir la contaminación ambiental.

Somos una ciudad predominantemente industrial, lo que nos hace destacar a nivel nacional y mundial, y eso debemos agradecerlo siempre, pero no debemos olvidar que junto a este privilegio, viene también una gran responsabilidad y un especial compromiso con el cuidado del medio ambiente, lo que nos obliga a todos, conforme a nuestra posición en la sociedad, a tomar de manera inmediata cartas en el asunto y no quedarnos solo en buenos deseos, sino que hagamos realidad las acciones que contribuyan al mejoramiento en la calidad del aire y, por añadidura, la calidad de vida de todos los habitantes de esta metrópoli.

De la misma manera, deseo reiterar la invitación para tomar en cuenta las recomendaciones que Protección Civil y los diferentes cuerpos de auxilio nos hacen para evitar accidentes en los hogares, sobre todo en lo que se refiere al uso de calentadores de gas y electrónicos, y el uso de braceros. Desafortunadamente, ya se han presentado algunas situaciones que lamentar, por lo que no debemos pasar por alto las indicaciones que realizan las autoridades.

Junto a las oraciones que hacemos para pedir a Dios el fin de esta pandemia, les invito a que realicemos acciones que hablen de la coherencia en nuestra fe. Es importante que los cristianos seamos ejemplo, para que nuestro testimonio motive a todos a cuidarnos como es debido.

Mons. Rogelio Cabrera López
Arzobispo de Monterrey

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