Empecinado: adjetivo

  1. [persona] Que se mantiene excesivamente firme en una idea, intención u opinión, generalmente poco acertada, sin tener en cuenta otra posibilidad. «un empecinado gobernador» (ejemplo textual del diccionario)

Bajo ese adjetivo podemos llamar al gobernador Samuel García Sepúlveda, “un empecinado gobernador”. Gracias a ello los nuevoleoneses hemos obtenido beneficios que otros gobernantes no pudieron o no quisieron dar a los ciudadanos. Negarlo sería también ser empecinado.

Pero, como en todo, la crítica al empecinamiento del ejecutivo estatal crece al ver cómo, a toda costa, quiere ser candidato a la Presidencia de la República”.

La pregunta es ¿para qué? o ¿por qué?

Ocupamos que Samuel permanezca en la gubernatura para que concluya lo iniciado, para que su huella sea permanente y a lo largo de la historia se hable de él como el gobernador que cumplió, que logró, que alcanzó y, sobre todo, que al menos inició un mejor nivel socioeconómico para la población en general.

Él presume, y con razón, un sinfín de logros en materia de conectividad, movilidad, suministro de agua, inversión extranjera, creación de empleo, todo cierto, pero inconcluso y, ello, precisamente, no lo lleva a la cumbre, como funcionario público, como gobernante de este pujante estado, lo coloca como un buen alpinista, está a mitad del ascenso, todavía no puede retirarse, todavía no puede aspirar a una meta más alta. Empecinarse en hacerlo equivale a que seguramente podría faltarle oxígeno y sucumbir, como les ha sucedido a muchos.

Suelo decir que el principio del ser humano es esperar 9 meses para nacer. Por qué entonces Samuel no espera a la maduración requerida para llegar con el reconocimiento ciudadano del mejor Estado del país, que él mismo señala, para nacer, crecer y vivir.

Siga siendo empecinado Señor Gobernador, pero en concluir con su mandato, por eso lo elegimos, para eso lo contratamos, no se vaya como “las muchachas”.

Angélica Valle