La mayor tragedia ferroviaria en la historia de Grecia -y la peor en Europa en la última década- ha dejado hasta este miércoles al menos 43 muertos y decenas de heridos.

El accidente se produjo cuando un tren de pasajeros con alrededor de 350 personas a bordo chocó con un tren de carga que venía por la misma vía. Los dos primeros vagones del tren de pasajeros quedaron completamente destruidos por el incendio posterior a la colisión.

Unos 150 bomberos y 40 ambulancias, así como varias grúas y personal vinculado a labores de emergencia, se movilizaron para dar respuesta a la tragedia.

Aunque las autoridades forenses ya han culminado su labor, Leontari ha confirmado que no será hasta el jueves por la mañana cuando se den a conocer las identidades de los muertos, y ha confirmado que las autoridades han habilitado hoteles para los familiares que se han tenido que desplazar.

El tren de pasajeros viajaba desde Atenas hasta Tesalónica, donde hay una gran población estudiantil. Se cree que un número importante de los pasajeros eran estudiantes que regresaban luego de la Cuaresma de la iglesia Ortodoxa griega.

Aunque aún no están claras las causas del choque, el primer ministro Kyriakos Mitsotakis, visitó la escena y señaló en un mensaje que «la tragedia, desafortunadamente, se debe sobre todo a un trágico error humano» además declaró tres días de luto a nivel nacional. 

Karamanlís, dimitió reconociendo que sus «esfuerzos» para mejorar una infraestructura ferroviaria «que no se corresponde con el siglo XXI» no fueron suficientes para evitar el accidente.

El jefe de la estación local de trenes de Larissa, por donde pasó el tren de pasajeros, se encuentra actualmente detenido y está acusado de homicidio involuntario por negligencia y lesiones corporales graves por negligencia.

El hombre de 59 años, que está a cargo de la señalización, negó haber actuado mal y dijo que el accidente se debió a una probable falla técnica.