San Pedro Garza García, N. L., Después de los 25 años de su fundación, es seguro decir que el Programa para la Inclusión Social y Educativa (PISYE) de la Universidad de Monterrey ha cambiado vidas.
La travesía comenzó a partir de la necesidad de jóvenes con discapacidad intelectual de Nuevo León de continuar con su educación y estimulación social. Es por esto que el matrimonio integrado por Fernando Iturribarría García y María Guadalupe Gracia Rodríguez, egresados y entonces profesores de la UDEM, propusieron a la profesora María de los Ángeles Cavazos, crear un diplomado enfocado especialmente en estos estudiantes.
“PISYE nace por una necesidad de un grupo de padres de familia viendo la necesidad de apoyar a estos jóvenes, que salieron del sistema educativo básico y que ya no tienen opción después de los 15 años. Entonces nos preguntamos ¿qué podía hacer la UDEM?”, recordó don Fernando sobre los inicios del Programa.
“Por la sensibilidad que teníamos Fernando y yo: él por ser coordinador de educación especial en el estado y yo que estuve trabajando mucho tiempo con alumnos de educación especial, y que tenía entrenamiento para atender y dar terapia a estos alumnos, nos ayudó a poder desarrollar el programa inicialmente”, complementó.
La intención desde el principio fue desarrollar en los jóvenes competencias útiles y proveerles herramientas prácticas para que pudieran llevar su vida lo más independiente posible , para que tuvieran mejor calidad de vida.
“La idea es desarrollar las habilidades relacionadas, por ejemplo, con las matemáticas pero para la vida práctica y productiva, esa siempre fue nuestra intención: desarrollar habilidades para que fueran independientes”, comentó Lupita.
Mientras que para Fernando los cambios más impactantes fueron lejos de los salones de clases. Contó que un día se encontró con una alumna que estaba revisando su correo electrónico, algo que antes no hacía; también hubo otra joven que estaba muy consciente de su salud y trataba de no comer de más; y otro alumno pudo explorar su pasión por la guitarra a través de canciones de Los Beatles. Todas estas cosas, por más comunes que parezcan, sin el estímulo que recibieron en PISYE no hubieran sido posible.
El matrimonio recordó que PISYE era entonces, como lo sigue siendo ahora, un Programa pionero de su tipo y aunque realizaron muchos estudios e investigaciones para crear un currículum que fuera atractivo y útil para jóvenes con discapacidad intelectual, tuvieron la facilidad de adaptar el Programa a los gustos y necesidades de los estudiantes.
Además, algo que facilitó mucho el establecimiento del diplomado fueron los valores de la UDEM. Recordó que cuando iba a arrancar el Programa, estaban un poco aprensivos por el recibimiento que podrían tener, ya que era algo completamente nuevo que una Universidad como la UDEM nunca había experimentado; sin embargo, sus preocupaciones se esfumaron en cuanto recibió incontables felicitaciones por el inicio de PISYE.
“Yo le reconozco esto mucho a la UDEM, por adaptarse a su filosofía y acercarlo, y que todos los maestros lo apoyaran, aunque sí teníamos el temor de comentarios negativos. Por fortuna, al hacerlo público todas las reacciones fueron muy positivas”, aseguró Lupita.
Si bien los fundadores iniciaron PISYE como un espacio para la inclusión social de personas con discapacidad intelectual, los beneficiados son muchos más que esta pequeña comunidad, pues lo que el Programa logra es la sensibilización de las personas circundantes, desde los estudiantes de carrera con los que conviven en los pasillos del campus, hasta los empleados junto a los que los jóvenes hacen sus prácticas profesionales o servicio social.
“La educación es algo más que saber, es ser y la UDEM ayuda a ser; a que sean productivos desde la autonomía propia, a la participación en familia y a la participación en sociedad, todos estos elementos los incluimos en el currículum inicial, apoyado por los padres de familia”, expresó Fernando.
La historia de Vero
“Este proyecto nació casi después de que nació Vero, fue un recorrer muy largo, pero siempre tuvimos la presencia de Dios con nosotros”, contó José Martínez, padre de Vero, quien junto a su esposa Marcela González, siempre buscaron maneras para mejorar la vida de su hija.
Contaron que hicieron muchos esfuerzos para que su hija siguiera adelante con su educación, pero que se toparon con un obstáculo cuando entró a la adolescencia, pues no había instituciones preparadas para atender a jóvenes con necesidades específicas. Sin embargo, para entonces Lupita Gracia ya había trabajado con Vero y su familia, por lo que el trabajo para materializar PISYE en la UDEM se dio de una manera muy orgánica.
“La visión que tuvimos en este desafío que Dios nos ofreció, fue que cada joven encontrara un sitio en su vida, que no fuera motivo de frustración para muchos matrimonios”, comentó José, cuyo trabajo en la Secretaría de Educación del estado permitió la incorporación del concepto de inclusión plena en la educación y la capacitación de maestros.
Mientras que para Vero su paso por PISYE le dejó muy buenos recuerdos y amistades, además de experiencias que la llevaron a prosperar. El currículum le ayudó a sentirse más segura, con independencia y a aumentar sus habilidades prácticas, lo que ahora le permite trabajar en una notaría.
“El Programa sí funciona, porque te enseñan en una universidad grande, no tanto como tu colegio personal. Ahora estoy en clases de canto y de piano y soy ministra de eucaristía”, contó Vero sobre todo lo que hace desde su graduación de PISYE. Además, ha podido ir de viaje con amigas y familiares sin ningún problema.
Incluso, Marcela expresó entre risas, que ahora que su hija es mayor, más extrovertida e independiente, es ella quien les tiene que enseñar a usar las nuevas tecnologías, “los roles se han revertido”, dijo.
“Estamos muy contentos, no hay lugar a dudas”, aseguró.
25 años de logros
“Nos sentimos realmente felices por el 25 aniversario de PISYE, un Programa que refleja desde su creación y día con día, los principios y valores que sustentan nuestra Universidad. Hace 25 años la UDEM se sumó a los procesos de inclusión cuando este tema todavía era algo lejano y prácticamente desconocido para una gran parte de la sociedad”, expresó Javier García Justicia, director de la Escuela de Educación y Humanidades.
El profesor señaló que PISYE nació con la intención de crear oportunidades y un espacio para que los jóvenes con discapacidad pudieran desarrollar su máximo potencial
Mientras que Paola Dantés Rodríguez dio un mensaje de agradecimiento a los fundadores Fernando Iturribarría García, María Guadalupe Gracia Rodríguez y María de los Ángeles Cavazos, e incluso a Humberto Sáez Torres, quien ha sido profesor de PISYE desde el comienzo, Josefina Ibarra Valencia, formadora de Inclusión Educativa, y David Alejandro Cuevas García, formador de Prácticas Laborales.
Asimismo, se hizo un recuento de todos los logros alcanzados a lo largo de este cuarto de siglo, como las alianzas para prácticas laborales con las tiendas departamentales Del Sol, y de servicio social con el Planetario Alfa.
Además, los alumnos tienen la oportunidad de participar en viajes y actividades que los ayuda a fortalecer su independencia y confianza en sí mismos; la participación de los jóvenes en las misiones de la UDEM, en concursos locales y nacionales, así como la puesta en escena de docenas de obras de teatro con los alumnos de PISYE como protagonistas.