El perro pastor alemán del presidente Joe Biden, Commander, fue expulsado de la Casa Blanca tras reiterados incidentes violentos que incluyen mordeduras a 11 a miembros del personal y del servicio secreto, que se encarga de la protección de Biden.
Elizabeth Alexander, portavoz de la primera dama, Jill Biden, confirmó el traslado del pastor alemán aunque no precisó cuál sería el destino del perro.
En los últimos meses, varios de sus ataques han saltado a los medios de comunicación. El más reciente ocurrió a finales de septiembre, cuando el perro mordió a un agente que tuvo que ser tratado por el personal médico del complejo.
En noviembre de 2022, otro agente tuvo que ser hospitalizado tras ser mordido en los brazos y las piernas.
En el mes de julio del 2023, cuando trascendió que los incidentes violentos protagonizados por los perros del presidente eran numerosos, la portavoz de la primera dama indicó en otro comunicado que el complejo de la Casa Blanca “es un entorno único y a menudo estresante para las mascotas” por lo que los Biden estaban contemplando someter a Commander a un nuevo entrenamiento para controlar la situación, pero este martes la CNN dijo no tener confirmación de si este había tenido lugar.
Commander llegó a la Casa Blanca con tres meses de edad en diciembre de 2021. Fue un regalo que recibió el presidente de parte de su familia, meses después de la muerte de Champ, un pastor alemán que acompañó a la pareja durante 13 años.
Los Biden adoptaron en 2018 a otro pastor alemán, Major, que también fue trasladado a su residencia de Delaware tras un ataque a un miembro de la seguridad presidencial.
Con sus perros, Biden recuperó la tradición de que los jefes de Estado estadounidenses tengan una mascota, rota solo en un siglo por Donald Trump.
Barack Obama (2009-2017) tuvo dos perros de agua portugueses, Bo y Sunny, mientras que su antecesor, George W. Bush (2001-2009) convivió con tres canes y un gato.