La iniciativa de Reforma Eléctrica “se queda como está, porque incluye lo que ellos tienen como preocupación, lo de la transición energética. Por eso les vamos a enviar la iniciativa, para que la conozcan bien”.
Así lo dijo el presidente Andrés Manuel López Obrador tras la reunión de ayer en Palacio Nacional con el enviado presidencial especial del Gobierno de Estados Unidos para el Clima, John Kerry, y una comitiva de empresarios.
El primer mandatario rechazó haber aceptado la conformación de un grupo integrado por el gobierno de Estados Unidos para revisar lo relativo a la iniciativa:
“Sí hubo un planteamiento de que se mantuviese la comunicación sobre el tema y que participara un grupo, pero ellos plantearon eso y yo me quedé callado.
No se aceptó. A lo mejor ellos pensaban que eso iba a ser aceptado y alguien se adelantó a decir que nosotros íbamos a aceptar que un grupo casi vigilara nuestra actuación.
“No aceptamos, o sea, es una decisión de nosotros.
“Tenemos muy buenas relaciones con el gobierno de Estados Unidos, han sido muy respetuosos de nuestra soberanía, pero eso no podría aceptarse.”
Presentó un documento de 10 puntos básicos que el gobierno mexicano abordó durante el encuentro, de lo cual destacó que nuestro país está dispuesto a atender a las empresas estadounidenses del sector energético sin actuar de manera injusta o arbitraria y considera imprescindible y benéfica la integración económica y comercial entre ambas naciones, “con respeto a nuestras soberanías y sin permitir actos ilegales, influyentismo ni corrupción”.
El presidente consideró que, tras recibir la explicación sobre la Reforma Eléctrica, autoridades y empresarios de Estados Unidos se sintieron atendidos y satisfechos porque se clarificó que no es verdad que la iniciativa promueva energías sucias.
Por el contrario, reafirmó el compromiso de México con la producción de energías limpias: en el país existen soolo tres plantas carboeléctricas que funcionan a la mitad de su capacidad y no se construirán más. Únicamente producimos con carbón 0.35 por ciento de lo que genera China y 2.1 por ciento de lo que produce Estados Unidos con este mineral. Además, el gobierno federal invierte en plantas coquizadoras -para eliminar el combustóleo-, hidroeléctricas y trabaja en la construcción del parque solar más grande de América Latina para generar cada vez menos contaminantes.
“La política actual del gobierno no apuesta a la contaminación, sino, al contrario, tiene en los hechos, como en pocos países del mundo, el propósito de contribuir a enfrentar de manera auténtica el grave problema del cambio climático.”
Puntualizó que se respetarán los permisos de importación que recibieron —en gobiernos anteriores— empresas petroleras como Exxon, Valero, Shell, Tesoro y Koch, y será bajo condiciones de precios justos y legalidad, es decir, sin huachicol ni contrabando.
Lo mismo aplica que en el caso de las terminales de combustibles, a quienes se les retirarán denuncias y clausuras como gesto de buena voluntad, aunque en caso de reincidencia se aplicarán sanciones penales o incluso la revocación de licencia.
Expuso que no se otorgarán nuevos permisos porque tendrán prioridad las empresas públicas Pemex y CFE en aras de lograr la autosuficiencia energética, e invitó a invertir a las empresas estadounidenses con contratos para extraer petróleo, ya que se expidieron 112 concesiones y sólo están invirtiendo dos compañías, ninguna de Estados Unidos.
Reiteró que lejos de estatizar el mercado, la Reforma Eléctrica dejará el 46 por ciento a las empresas, equivalente a la energía que consume Argentina, tomando en cuenta que se duplicarían los ingresos potenciales para el sector privado en menos de 20 años