Angélica Valle

Experiencia gubernamental

Es común escuchar que hay que aprender de la experiencia.

Pero tal parece que las autoridades mexicanas carecen de ella o bien solo quieren aprender en cabeza propia.

Todos los días, todos, los ciudadanos vivimos las consecuencias de esa sin razón de los gobiernos federal, estatal o municipal. Todos dicen que hacen consultas, que la sociedad opina, que la consultan, que los proyectos se hacen en base a las necesidades. ¡FALSO!

Porque todos los días sufrimos de malos pavimentos, de obras inconclusas, de decisiones mal tomadas, de un pésimo transporte público, de contaminación, de asesinatos en plena calle, hasta en lugares turísticos por ajuste de cuentas.

Pero la seguridad va a la baja, eso dicen las estadísticas, los medios y el día a día reflejan otra realidad. Todos los días no uno, sino varios automóviles caen en baches por la mala calidad del pavimento; los tráileres se quedan varados en gazas mal planeadas; el tráfico se vuelve un caos por obras que antes de iniciar no se trazan rutas alternas; los asesinatos se dan en plena calle, hasta en parques de colonias residenciales.

Nada de lo anterior es nuevo -luego dicen que son consecuencia de los gobiernos neoliberales que la primera ganancia fue para ellos, que es resultado de la corrupción.

Nosotros como ciudadanos debemos demandar que las obras y todo lo que dicen es para beneficio nuestro, se haga bien, no es necesario que cambien las autoridades, tampoco que cada 3 o 6 años votemos por un cambio. Ya vivimos muchas experiencias.

Ahora falta que las autoridades tomen lo bueno, acepten que hay situaciones muy malas en deterioro de la calidad de vida de los ciudadanos, y nosotros como ciudadanos estar pendientes y no esperar a que se pare el transporte público por horas, que nos quedemos varados en congestionamientos, que los pavimentos sean de buena calidad… nosotros ya vivimos la experiencia, aprendamos de ella y no permitamos que se sigan dando todas esas situaciones.

Estemos informados, denunciemos lo malo, manifestemos el descontento, dejemos de sufrir por la falta de experiencia o el negativo pensamiento de que las autoridades son quienes -cuando quieran- resolverlo todo.