El Gobierno de Estados Unidos alcanzó este jueves su actual techo de deuda de 31.4 billones de dólares, lo que llevó al Departamento del Tesoro a recurrir a «medidas extraordinarias» para pagar las cuentas.

Estas medidas incluyen suspender, hasta junio, los pagos al fondo de pensiones para trabajadores públicos que no sean necesarios de manera inmediata -unos pagos que deberán satisfacerse cuando se levante o se suspenda el techo de deuda.

También se suspenden los pagos al servicio de salud de los jubilados del Servicio Postal.

Los ajustes tienen como objetivo evitar, al menos durante los próximos meses, que el país incurra en un impago de su deuda pública, algo sin precedentes en la historia.

Sin embargo, si el Congreso, cuyo control está dividido entre conservadores y demócratas, no acuerda levantar o suspender el límite, el país se verá forzado a dejar de pagar sus deudas.

Pese a lo que pueda parecer, la situación no es nueva y ese límite al dinero que el país puede pedir prestado legalmente se ha elevado 78 veces desde el año 1960. Entonces, ¿qué ocurre ahora?

“Esta carta sirve para notificarle las medidas extraordinarias que el Tesoro ha comenzado a tomar hoy”, escribió hoy la secretaria del Tesoro estadounidense, Janet Yellen, a los líderes de las dos cámaras del Congreso para explicar cómo la Administración tratará de evitar un impago de la deuda nacional en los próximos meses.

Debido a que el tope de deuda limita la emisión de bonos del gobierno — la manera en que Estados Unidos pide dinero prestado — estas soluciones transfieren los fondos entre cuentas y deberán mantener al gobierno en funcionamiento al menos hasta junio, según una misiva que envió la secretaria del Tesoro Janet Yellen la semana pasada.

En teoría, el presidente Joe Biden y el Congreso usarán el tiempo adicional para llegar a un acuerdo para elevar el tope legal de deuda de 31,38 billones de dólares del país. Estas negociaciones suelen ser intensas y hasta el último segundo, con un inmenso daño económico en juego. 

Lo que podría ser preocupante no es la existencia de medidas extraordinarias, sino lo que sucede si se agotan a mediados de este año sin que se llegue a un acuerdo. Los economistas han advertido que eso podría desencadenar una crisis financiera global.