Monterrey.- «La elección está lejos de haber terminado», comentó el actual presidente de Estados Unidos, Donald Trump.

El mandatario se había declarado ganador de las elecciones la madrugada del martes cuando el conteo no había finalizado. Desde entonces denunció irregularidades en un conteo que poco a poco fue quitándole la ventaja inicial que tenía en estados clave.

«¡Gané la elección y por mucho!», expresó en twitter.

Sin embargo, no ha presentado por el momento ninguna evidencia de fraude, pero su campaña ha iniciado litigios legales en varios estados.

«La falsa proyección de que Joe Biden es el ganador se basa en resultados en cuatro estados que están lejos de ser definitivos», expresó la campaña del presidente en un comunicado sobre los resultados en Pensilvania, el estado que dio el triunfo final a Biden.

En Georgia se hará un recuento de votos, donde los márgenes son muy estrechos, y Trump desea lo mismo en Wisconsin. Ya prometió llevar el caso hasta la Corte Suprema por un supuesto fraude del que aún no hay evidencias.

«Todos sabemos por qué Joe Biden se apresura a declararse ganador y por qué sus aliados en los medios están tratando de ayudarlo: no quieren que se sepa la verdad», sigue en el comunicado publicado después de la proyección del triunfo de su rival.

 

Los tribunales estatales son la primera instancia de la batalla legal. Los jueces pueden aceptar los pedidos y ordenar un recuento. Por encima de ellos están las Cortes Supremas de cada estado.

Mientras, se siguen contando los último votos en varios estados. Los resultados nunca son oficiales hasta la certificación final que ocurre en cada estado semanas después de la elección.

Los 538 electores que oficialmente definen al ganador se reúnen en la capital de cada estado el 14 de diciembre.

Los electores reflejan generalmente la decisión del voto popular, pero en algunos estados esto no es un requerimiento formal.

Biden retorna ahora a la Casa Blanca, donde ejerció durante ocho años como vicepresidente de Barack Obama (2009-2017).

El 20 de enero de 2021 Biden será investido presidente, cuando tenga ya 78 años, lo que le convertirá en el presidente más viejo de la historia, superando el récord que tenía Trump, quien llegó a la Casa Blanca con 70.