«Se trata del más grande yacimiento conocido de elementos de tierras raras en nuestra parte del mundo, y podría convertirse en un elemento básico importante para la producción de materias primas críticas, absolutamente cruciales para la transición verde«, señaló el director general del grupo minero público LKAB de Suecia, Jan Moström.
«Nos enfrentamos a un problema de suministro. Sin minas, no puede haber vehículos eléctricos«, prosiguió el directivo, en un comunicado.
Las tierras raras sirven para la fabricación de baterias de vehículos eléctricos y las turbinas de las torres eléctricas, por lo que son consideradas como el paso a la sustentabilidad en la Tierra.
El yacimiento de Kiruna, una gran región minera del país escandinavo, contiene más de «un millón de toneladas de óxidos de tierras raras», pero la empresa sueca admitió que todavía no había cuantificado su magnitud exacta, por lo que son estimaciones.
Nueva esperanza
En la actualidad, el 98% de las tierras raras empleadas en la UE se importa de China, que goza de un cuasi monopolio en el sector.
«Nada más que nuestras necesidades de tierras raras se van a multiplicar por cinco de aquí a 2030», declaró en septiembre la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.
«Tenemos que evitar encontrarnos de nuevo en una situación de dependencia, como en el caso del petróleo y el gas», advirtió Von der Leyen, que anunció entonces la elaboración, todavía en curso, de un reglamento europeo sobre materias primas de importancia crítica.
Para atajar el calentamiento climático la Unión Europea acordó que, a partir de 2035, dejará de vender coches nuevos de gasolina y diésel y ser ser remplazados por modelos eléctricos.
«La electrificación, la autosuficiencia y la independencia de la UE respecto a Rusia y China empezarán por esta mina», afirmó la viceprimera ministra y ministra de Economía y Energía sueca, Ebba Busch, cuyo país ejerce la presidencia rotatoria de la UE desde el inicio del año.
¿Qué son?
El término de tierras raras incluye metales como el neodimio, el praseodimio o el disprosio, fundamentales en la fabricación de imanes empleados en los coches eléctricos y las turbinas eólicas.
Estos metales también están presentes en bienes de consumo como los teléfonos inteligentes, las pantallas de las computadoras y las lentes telescópicas.
Otros tienen usos más tradicionales, como el cerio, empleado en el pulido de cristales, y el lantano, para los tubos de escape o las lentes ópticas.