Por: Lorena Montemayor

Desde la Abadía de Westminster y con la presencia de decenas de mandatarios, jefes de Estado y representantes, se realizó el funeral de la reina Isabel II este 19 de septiembre.

Por deseos de la monarca, sus restos fueron sepultados en el memorial dedicado a su padre, el rey Jorge VI, en un anexo de la Capilla de San Jorge al interior del castillo de Windsor.

Al funeral asistió Joe Biden, presidente de Estados Unidos; Justin Trudeau, primer ministro de Canadá; Theresa May, David Cameron y Boris Johnson, ex primeros ministros de Reino Unido, entre otros.

Desde las 5:30 am británicos le rindieron homenaje desfilando, en donde ocho portadores y decenas de marineros cuidaron el féretro de la reina en el que lo seguían el nuevo rey Carlos III, los otros tres hijos de la reina, el príncipe Guillermo y su hermano Enrique.

El exarzobispo de York Lord Sentamu mencionó a la BBC que la reina “no quería servicios largos y aburridos, no habrá aburrimiento, sino que serán transportados a la gloria al escuchar el oficio”.

En cuentas oficiales, la Familia Real compartió que, sobre el féretro de la reina, reposaba un arreglo floral hecho con follaje de romero, roble ingles y mirto, a petición del rey Carlos III. El mirto utilizado fue cortado de una planta cultivada y usada en el ramo de bodas de la reina. Las flores con tonalidades doradas, rosadas y burdeos fueron cortadas de los jardines de las residencias reales.

 

Al ingresar a la capilla de San Jorge se realizaron algunos eventos simbólicos, como el retiro del Orbe, Cetro y la Corona, para ser entregados a Carlos III durante su coronación.

Así mismo, la vara de oficio fue rota con la finalidad de simbolizar el reinado de Isabel II.

Al oficio también asistieron Muick y Sandy, los corgis de la reina quienes la han acompañado en sus últimos años, mismos que actualmente fueron adoptados por el príncipe Andrés.