La Corte Suprema de Estados Unidos anuló este viernes el derecho constitucional al aborto después de casi 50 años de su aprobación.

Esta decisión se basó en la interpretación que la corte hizo de la ley constitucional, pero también es profundamente política. Cuando el tribunal anula un fallo anterior, inevitablemente la decisión parece más política que constitucional.

También será uno de los legados más significativos del presidente Donald Trump, quien prometió nombrar jueces que anularan Roe -Roe versus Wade es la sentencia del Supremo de 1973 en virtud de la cual se legalizу el aborto-.

El tribunal tiene una supermayoría conservadora de 6-3, gracias a los tres jueces designados por Donald Trump.

La decisión, que se había filtrado en un borrador y publicado a principios de mayo, se traducirá en un país dividido en el que el aborto estará severamente restringido o prohibido en muchos estados republicanos, pero seguirá estando disponible libremente en la mayoría de los estados demócratas.

Al anular el precedente, tal decisión no tendrá el efecto de prohibir el aborto en todo el país.

De acuerdo con la lógica expresada en el proyecto de decisión, la cuestión de la política de aborto pasaría entonces a los legisladores estatales y locales, y posiblemente también a los legisladores federales.

Los defensores del derecho a decidir están completamente consternados porque piensan que los derechos de las mujeres acaban de retroceder 50 años. Creen que es una vuelta a una época en la que las mujeres morían como resultado de abortos clandestinos ilegales.

Encuestas recientes sugieren que alrededor de dos tercios de los estadounidenses no querían que se eliminara el derecho constitucional al aborto.