Provenientes de 70 países, donde congregan a mil 400 millones de fieles católicos, los 133 cardenales que conformaran el conclave para elegir al sucesor del papa Francisco ya se encuentran en el Vaticano.
En sus manos está la decisión del nuevo dirigente de la Iglesia Católica, quien sucederá a Jorge Bergolio fallecido hace dos semanas.
Con una sola votación el primer día, los cardenales permanecerán a puerta cerrada sin conexión con el mundo exterior hasta elegir al nuevo Pontífice, a lo largo de cuatro votaciones diarias durante el tiempo que se prolongue el conclave.
Benedicto XVI fue electo en cuatro votaciones en 2005; Francisco en 2013, en cinco.
En esta ocasión, para algunos cardenlas la votación se extenderá por máximo tres días.
Otros, no obstante, creen que necesitarán más tiempo para negociar, encontrar un punto medio que una a «bergoglistas» y conservadores, y permita que un nombre obtenga los dos tercios –89 votos– necesarios para elegir al titular del trono de San Pedro.
De los italianos Pietro Parolin y Pierbattista Pizzaballa al maltés Mario Grech, del arzobispo de Marsella Jean-Marc Aveline al filipino Luis Antonio Tagle, varios nombres emergen como papables, aunque famoso es el dicho en Roma de que «quien entra papa al cónclave sale cardenal».
No hay candidatos oficiales, aunque sí millones de euros apostados en casas de apuestas.Los llamados «príncipes de la Iglesia» se encerrarán a partir del miércoles en la Capilla Sixtina hasta elegir al nuevo Pontífice en una votación incierta y sin claros favoritos.
Progresista, conservador, dogmático… ¿Cómo será el próximo Papa? Hay consenso en que no será un revolucionario como el argentino Jorge Bergoglio, que planteó un Pontificado de reformas, enfocado en los pobres y en las periferias del mundo, que enfrentó resistencias dentro de la Iglesia.
«Un pastor cercano a la vida real de la gente», indicó la minuta de la reunión de los cardenales de este lunes.
«Debe estar presente, ser cercano, capaz de ser puente y guía, de favorecer el acceso a la comunión de una humanidad desorientada y marcada por la crisis del orden mundial».
El portavoz del Vaticano, Matteo Bruni, informó el lunes que todos los electores estaba en Italia para votar bajo llave en la Sixtina a partir del miércoles de tarde hasta que un candidato tenga una mayoría de dos tercios.
Decenas de miles de personas en la plaza San Pedro y millones por televisión mantendrán la mirada fija en la pequeña chimenea instalada en el techo del majestuoso edificio a la espera de noticias.
Humo negro, sin consenso, habrá otra votación; humo blanco, «Habemus papam».
El Vaticano finiquita los detalles de esta elección, que se remonta a la Edad Media. Instaló el lunes las cortinas de terciopelo rojo en el balcón central de la basílica de San Pedro, que se abrirán para la primera aparición del nuevo Papa.