Lejos de ser solo una muestra de afecto o pasión, besar puede ser un acto con múltiples beneficios para el cuerpo y la mente, afirmó la investigadora Nora Alma Fierro González, del Instituto de Investigaciones Biomédicas (IIBO) de la UNAM.

En el marco del Día Internacional del Beso, que se celebra este domingo, la especialista explicó que el beso activa complejos mecanismos físicos, neurológicos, endocrinos e inmunológicos. Desde el primer roce de labios, se desencadena una cascada química que puede compararse con una “vacuna emocional”.

Besar tiene un efecto positivo en el sistema cardiovascular: aumenta la frecuencia cardiaca, dilata los vasos sanguíneos y mejora la oxigenación de la sangre. Esto ayuda a regular la presión arterial y reduce el riesgo de hipertensión”, detalló Fierro.


¿Un beso puede fortalecer las defensas?

Según la investigadora, sí. El eje neuroendocrino-inmunológico —la interacción entre cerebro, hormonas y sistema inmune— se activa con estímulos emocionales como un beso. Esto favorece la liberación de citocinas que regulan la inflamación y reducen el riesgo de alergias.

Otro beneficio es la transferencia de microbiota oral, que puede impactar la salud inmunológica. Un estudio publicado en 2014, “Shaping the oral microbiota through intimate kissing”, indica que un beso de 10 segundos puede intercambiar hasta 80 millones de bacterias benéficas.

Además, el tipo de beso también influye. Uno maternal libera oxitocina, hormona del apego y la ternura; mientras que un beso pasional estimula la dopamina, relacionada con el placer y la recompensa.


Un beso también calma el alma

Gabriel Gutiérrez Ospina, también especialista del IIBO, subrayó que besar es un regulador emocional. Al hacerlo, se activa un circuito cerebral que involucra al sistema límbico, la amígdala, el hipocampo y la corteza prefrontal.

En una relación segura y amorosa, el beso permite que la corteza frontal domine a la amígdala, que gestiona el miedo y el estrés. Eso lleva al cuerpo a un estado de mayor calma”, explicó.

Cuando se experimenta ansiedad o miedo, un beso puede revertir ese desbalance emocional y permitir que el cerebro recupere el control, añadió el académico.


Más que un gesto: una medicina emocional

Ambos expertos coincidieron en que los besos —ya sean afectivos, familiares o eróticos— construyen memorias emocionales duraderas, especialmente cuando provienen de vínculos significativos. Desde la infancia hasta la adultez, pueden representar una forma de cuidado y consuelo.

Por ello, celebrar cada 13 de abril el Día Internacional del Beso es una invitación a reconectar con nuestra humanidad.

Más que un gesto, besar puede ser una medicina emocional, un puente entre cuerpo y mente, y un recordatorio de que somos seres sociales que necesitan cariño para sobrevivir”, concluyó Fierro González.