Por Vicente Guerrero

Hay películas que hablan de la industria del cine, su evolución en la historia de la humanidad con una mirada desde Hollywood, y por otro lado, muy distante de ellas está «Babylon», de Damien Chazelle.

Lo que hay que decir de este filme puede ser tan breve y resumirse en que es un «must» para los cinéfilos en este inicio del 2023. En tres horas pasan muchas cosas frente a los ojos de los espectadores, pues los protagonistas del filme del oscareado director hacen un recorrido histórico sobre el paso del cine silente al cine sonoro y la llegada del technicolor.

Como ya lo demostró con «Whiplash» y «La La Land», Chazelle ofrece una comedia memorable con la historia de Jack Conrad, ídolo del celuloide de los años 20 e interpretado por Brad Pitt y la incursión en la industria de la nueva estrella Nellie LaRoy, encarnada por Margot Robbie. La historia de ambos personajes se muestra al espectador con el tratamiento majestuoso de Chazelle, lleno de decorados y detalles que invitan a hacer un viaje al pasado y dejarse llevar sin reservas en un universo donde los excesos se convierten en el peor de los pecados y las caídas son dolorosas hasta la muerte.

La producción de la Paramount Pictures, que tiene Garantía Cinépolis, no está nominada al Óscar de la Academia, aunque muchos pudieran pensar debiera estar entre las nominadas por tratarse de la historia del cine, pero ello no obsta para que sea una excelente opción para disfrutar, a partir de este jueves 19 de enero que sale en las carteleras de las salas cinematográficas.

Todo parece ir a la perfección para el público, pero alguna parte de ella criticarà su larga duración de tres horas y nueve minutos. El gran hallazgo de Chazelle en materia actoral está en el rol de Manuel «Manny» Torres, encarnado por el mexicano Diego Calva, que el director coloca en el filme como testigo en la vida de Jack y Nellie, y su relación con ambos. «Babylon» logra que la «fábrica de sueños» que para muchos representan el cine y sus películas, se muestre fríamente y lleve a la reflexión sobre lo efímero que puede ser el éxito y lo aberrante que es el fracaso.