Al menos 13 misiles impactaron en distintas bases militares en Irak, en las que albergan a elementos militares de Estados Unidos. Entre ellas está Al-Asad, en el oeste de Irak, en la cual se albergan tropas estadounidenses, y Campo Taji e Irbil.
Teherán había prometido «una fuerte venganza» contra Washington después del ataque con aviones no tripulados la semana pasada que asesinó al jefe de la Fuerza Quds, general Qassem Soleimani, en el aeropuerto internacional de Bagdad, junto con varios líderes de la milicia chiíta iraquí.
Al respecto, la Casa Blanca confirmó: «Somos conscientes de los informes de ataques contra instalaciones estadounidenses en Irak. El Presidente ha sido informado y está monitoreando la situación de cerca y consultando con su equipo de seguridad nacional».