-¡Lucharaaaan a dos de tres caídas sin límite de tiempo! – En esta esquina: la más temida, la ruda ruda ruda REA-LI-DAD; en esta otra: el siempre presente y nunca olvidado, el poderoso SUEEEEÑO ¡Que comience la pelea!

…Imagina cómo un cronista deportivo te va narrando lo que sucede en ese ring, en donde la REALIDAD pelea contra el SUEÑO mientras tú, estás sentado en primera fila viendo tu propia disputa.  A veces la pelea será un tanto reñida, en otros momentos, pensarás que la Desesperanza y el Cansancio estarán del lado de la Realidad, pero luego en un acto casi circense de contorsionismo, una hurracarrana junto con una mortal desnucadora llena de ambición, satisfacción y hambre de éxito, le pone un estate quieto a la “ruda- ruda” convirtiéndose en el auténtico ganador.

Ojalá fuera así, es decir, ser testimonio continuo y repetitivo de grandes victorias, pero las historias no siempre tienen el final que queremos sino el que hacemos que suceda ¡Vaya contrariedad!  No me llames aguafiestas pero, siempre hay un deseo/sueño que sale de la boca (se verbaliza)  pero no está conectado con el corazón, es decir, ese deseo genuino que se gesta desde las entrañas y eso, invalida y boicotea su materialización; somos desleales a nuestros propias metas y postergadoras de ellas.

En fin, sin duda, es una batalla en la que todos hemos estado inmersos y quizá una de las más constantes y presentes en nuestra vida: mi realidad vs mi sueño.

En ocasiones, tu lucha no tendrá clara la estrategia, la porra contraria quizá sea fan de tu “mamá” tanto que te la recordará a cada instante, o ¿por qué no? Puede que sientas que nada está a favor para conseguir el sueño e incluso que no es momento para trabajarlo. Siempre habrá uno y mil tropiezos que nos inviten a desertar, sin embargo, y sin saber el resultado de esta lucha, tú siempre estarás de cara al cuadrilátero tentado a dejarte perder y debatiéndote en duelo con la señora Disyuntiva  de apellido Pretexto para echar andar el sueño “soñado”.

¿En qué momento dejaste de ser el sueño que creaste en tu mente y que anheló tu corazón? ¿En dónde los vas guardando? ¿En qué momento vas dejando de atenderte a ti por salvaguardar al otro como tu única prioridad? La realidad, es decir, tu presente ¿es realmente el motivo de ponerle pausa? ¿El enemigo de la postergación de tu sueño es la edad, el dinero y/o las circunstancias?

No importa tu respuesta, si es negativa o positiva, esto no es un examen, sino lo realmente valioso es lo que hagas al respecto con ella, así que tómalo sólo como un test, al fin que nos encanta que nos revelen cómo somos por medio de pregunticas curiosas y nos digan qué hacer después del resultado.

Se vale entrar en un debilitamiento de la mente, te lo digo en el más sano de los sentidos; un debilitamiento que desvanezca la basura mental que guardamos, que nos permita resetear los vicios vestidos de pretextos, cansancio y desaliento que provoca tu presente; vale la pena limpiar la cotidianeidad y monotonía; vale la pena reenamorarse de la mente y no verla como el enemigo en casa que siempre intenta bloquear las señales que manda el corazón…  Sí, vale la pena ser amante de mente, amante de espíritu, de alma y de razón, pero necesitas vaciar el tinaco (cabeza/mente) para dejar entrar agua nueva…

El recomienzo se vale, la repartición de tu tiempo para atender todos tus compromisos es justa y necesaria y, la satisfacción de la meta cumplida, serán la foto donde aparezcas cual Rocky después de su triunfo: cara altiva, brazo elevado y mano cerrada en señal de victoria. ¿Ya imaginaste esa sensación de ver tu realidad en algo que, primero fue un sueño? ¿Te decides a dar una nueva oportunidad de conseguir tu sueño siendo amante demente?