Retrasa metrópoli regiomontana sumarse a política urbana global

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San Pedro Garza García, NL.- Desarrollos inmobiliarios exclusivos frente a barrios de casas con techos de lámina son los “murales” de contraste que se repiten en el paisaje urbano de la zona metropolitana de Monterrey.

Esto revela un patrón de crecimiento marcado por una constante lucha entre élites urbanas y poblaciones desfavorecidas en sectores de concentración de la pobreza, de acuerdo con Roberto Ventura Cavazos, quien recién egresó de la Licenciatura en Relaciones Internacionales de la Universidad de Monterrey en el semestre de Primavera 2020.

Para el ahora exalumno de la UDEM, la Región Metropolitana de Monterrey (RMM) reaccionó de manera tardía ante este tipo de patrones contrapuestos frente a los cambios de lo que se conoce como política urbana global, tema interdisciplinario que ha nutrido el debate internacional en las últimas décadas.

 “Se decidió ignorar los horizontes políticos de la Escala Global y la urbanización planetaria para concentrarse en el objetivo de cosmopolitanizar e internacionalizar la ciudad (de Monterrey)”, se lee en su investigación Los efectos sociopolíticos y socioespaciales de la urbanización planetaria en la Escala Urbana de las Relaciones Internacionales, el Proyecto de Evaluación Final (PEF) que presentó para graduarse del programa académico.

Roberto está convencido de que, durante casi 19 años, se invirtió tiempo en posicionar a Monterrey como una ciudad global, sin embargo, ciudades que ya son catalogadas de esa forma, como Tokio, Londres, Nueva York e incluso la Ciudad de México, sufren las consecuencias hoy en día de sus esfuerzos de desindustrialización e internacionalización a través de una urbanización imparable, desordenada, desigual y con base en la acumulación y consumo excesivos.

El estudio ubica la evolución de la política urbana global en diversas escalas de la Región Metropolitana de Monterrey, en el período de entre 2002 y 2019, pero la influencia de esa estrategia no se materializaría hasta un período tardío, entre 2017 y 2019, cuando el gobierno decidió cambiar el enfoque de su política urbana.

De esa manera, se logró articular un nuevo mecanismo de gobernanza urbana: el Consejo de Desarrollo Metropolitano, así como la creación de un nuevo Plan Metropolitano 2040 que sustituye a un plan metropolitano que perduró 19 años sin adaptaciones a los cambios de la política urbana global.

Según la investigación de Roberto, las élites urbanas de la RMM, constituidas principalmente por actores estratégicos del sector privado, han dominado la toma de decisiones en cuanto a la urbanización e influido en la planeación urbana metropolitana, a costa de la creación de políticas urbanas que velen por el cumplimiento del derecho a la ciudad como un derecho humano, lo que resulta en su soslayo, incluso en su violación en términos estrictos, tanto del Estado como del sector privado.

“Se han ignorado las condiciones de hacinamiento de sectores de concentración de pobreza y sus verdaderas necesidades, como en la Colonia Independencia, donde la estrategia de las élites urbanas fue y continúa siendo la distritificación a través de proyectos como Distrito Tec, Distrito Independencia, el Distrito Alameda-La Purísima y Distrito Armida”, explicó.

 LA CALIFICACIÓN DE ONU-HÁBITAT

La urbanización planetaria se convirtió en un proceso que no solo interconectó el tejido urbano del planeta, sino que ha interconectado también el interés de distintas disciplinas como las Relaciones Internacionales y los Estudios Urbanos por entender este proceso y proponer mayor investigación desde la comunidad científica, según el PEF de Roberto.

De acuerdo con un reporte de la ONU-Hábitat, en 2018, sobre los Índices de Prosperidad en las Ciudades, la Región Metropolitana de Monterrey obtuvo una calificación de 38.45 puntos de 100 totales en materia de Gobernanza y Legislación Urbana.

“El proyecto de internacionalización de la RMM también resultó en el debilitamiento de las estructuras de gobernanza urbana metropolitana, ya que el sector privado, como élite urbana, es el actor preponderante y dominante de la toma de decisiones, resultando en la creación de estrategias que protegen los intereses corporativos”, destacó.

Esta dimensión de Gobernanza está compuesta por otros tres factores: participación y rendición de cuentas (38.45/100 puntos), capacidad institucional y finanzas municipales (66.31/100 puntos) y una calificación de 0 de 100 puntos totales en materia de gobernanza de la urbanización y uso eficiente del suelo.

Otras calificaciones incluyen un 5.72 de 100 puntos totales en materia de participación cívica y 0 de 100 puntos totales en materia de sustentabilidad.

En contraste, “y evidenciando la presencia de un interés empresarial e industrial detrás de las estructuras de gobernanza urbana”: 69.93 de 100 puntos totales en materia de productividad industrial, su componente mejor calificado y muy por encima del resto.

“Fue cuando se dieron a conocer estos resultados que se coincide con el acelerado proceso de la escala subnacional por constituir estructuras de gobernanza urbana eficientes e institucionalizadas, como la instauración del primer Consejo de Desarrollo Metropolitano, del cual careció la RMM por más de 19 años”, enfatizó.

LA POLÍTICA DEL ENCUENTRO

Monterrey no es un caso aislado de la urbanización planetaria con sus efectos sociopolíticos y socioespaciales, así como tampoco los únicos responsables son las instituciones públicas y el sector privado, según el exalumno de la UDEM.

Si en algo coinciden las disciplinas de las Relaciones Internacionales y los Estudios Urbanos es en el estudio de una escala en particular: el individuo, el usuario, por lo que las personas que cohabitan la escala urbana son también responsables, y al igual que la RMM, no solo son víctimas de la urbanización planetaria de forma pasiva, sino como actores activos de su continua expansión a través de tendencias de consumo.

Roberto explicó que la política del encuentro, como alternativa a la inclusión urbana que subsane las diferencias espaciales, políticas y de poder, propone un enfoque más asertivo y de reconocimiento del privilegio y poder desigual que los actores tienen en la dirección de los procesos de urbanización.

“La política del encuentro facilitaría la escucha y la comunicación intergubernamental a través de la escala urbana, la subnacional y la nacional en conjunto con el sector privado; (…) la urbanización planetaria en la Región Metropolitana de Monterrey podría ser considerada como el punto de encuentro de las diferencias entre los intereses del sector privado, gobierno y la sociedad civil; al final del camino, todos los actores son ocupantes y habitantes de la ciudad y la escala urbana”, estableció.