Por: Jorge Maldonado Díaz
Después de dos años de restricciones debido a la pandemia de COVID-19, cientos de familias regiomontanas volvieron a llenar de vida los cementerios este Día de Muertos para visitar a sus fieles difuntos en Nuevo León, como parte de sus tradiciones.
Se dispone de algunas de las medidas sanitarias como gel antibacterial para quienes se quieran aplicar, no está restringido el acceso para dos o más personas, tampoco es obligatorio el uso del cubrebocas, como sucedió el año pasado a consecuencia del covid-19.
Muchas de las familias llegaron desde temprana hora para realizar labores de limpieza y pintura a las tumbas de sus seres queridos que se adelantaron en el camino como parte de sus recuerdos y para mantener los espacios en las mejores condiciones a pesar de los años.
La conmemoración a los fieles difuntos se vuelve en todo un ritual, el esfuerzo que imprimen en la decoración de tumbas es notorio, en la que son utilizados elementos como veladoras y el tradicional copal o las rosas y crisantemos para embellecer los sepulcros.
Irma Guadalupe Vega inició su recorrido en el Panteón Tepeyac, ahí se encuentra su hermana esperándola para que les adorne su espacio con flores, después de visitarla a ella camina unos cuantos metros para visitar a su padre, quien se encuentra descansando en el Panteón del Roble, para ella sigue siendo doloroso haberlos visto partir.
“Vengo de aquí desde Juárez, Nuevo León, vengo a dejarle flores a mi hermana como cada año y pues me hace falta, es un pedazo de mí y pues me pongo y le digo que estamos bien, que ella está mejor allá arriba, pero que si la extrañamos y nos hace falta”.
“Ahorita vengo aquí a dejarle flores a mí padre, igual, me hace falta mucho, no es fácil apenas tiene seis años y pues tiene uno que echarle ganas y seguir adelante. Jamás los olvido, así pasen muchos años”, dijo Irma.
No obstante, hay tumbas y criptas familiares que han quedado en el olvido, en estos días en los que recuerdan a los Fieles Difuntos no reciben una flor, el deterioro es notable y la maleza o daños en su estructura es la muestra de que por años no han recibido alguna visita.
Mientras eso ocurre al interior, afuera los vendedores hacían su agosto con la venta de flores, coronas y arreglos florales.
Otros ofrecen la comida, en donde los puestos son los de mayor demanda, así como los tradicionales dulces que se venden en esta temporada, sin faltar el tradicional pan de muerto o un elote.
A pesar de que hubo una gran cantidad de personas, para comerciantes y los mismos trabajadores de los panteones, en esta ocasión hubo menos gente, que en los años cuando se podía salir sin correr el peligro de algún contagio.
Lo cierto es que el colorido regreso a los panteones, por lo menos por algunos días en que cientos de personas visitaron a sus fieles difuntos.