Este domingo 13 de octubre SpaceX dio a conocer que completó con éxito su quinta prueba del Starship, el mayor cohete espacial de la historia, siendo una gran hazaña para la ingeniería espacial.
Lo más destacado fue que pudo recuperar la primera fase de la nave con una grúa en la misma plataforma de lanzamiento en su primer intento, logrando un gran avance conforme a lo planeado.
Unos minutos antes de las 7:30 hora local, desde la plataforma de lanzamiento de Boca Chica, Texas, SpaceX llevó a cabo el lanzamiento del Starship en el quinto vuelo de prueba.
El megacohete fue capaz de poner en órbita el módulo principal con la ayuda de los 39 motores Raptor de su primera fase, logrando un hito de la ingeniería espacial sin precedentes porque pudo regresar desde la estratosfera, realizar una desaceleración controlada y posarse en la propia plataforma de lanzamiento para ser recuperada por los “chopsticks” (palillos), una grúa que atrapa esa parte de la nave para volverla a usar.
El módulo orbital pudo sobrevivir a las presiones y las temperaturas extremas de la reentrada y amerizó de manera controlada y “suave” en un punto predefinido en el océano Índico una hora después del lanzamiento, a pesar de haber explotado, algo que estaba previsto.
Uno de los principales objetivos del Starship es convertirse en el primer servicio privado que llegue a la Luna y Marte y establezca presencias permanentes y colonias en esos planetas, una visión repetida y considerada viable por su fundador, el empresario y multimillonario Elon Musk.
El “booster” o propulsor de Starship fue capaz de aterrizar por primera vez debido a que el proceso es similar al del cohete Falcon 9, igualmente de SpaceX, un sistema comercial de puesta en órbita mucho más pequeño y pensado, en general, para misiones en órbita terrestre con una ratio de éxito de más del 95 por ciento.