Me presento: soy Fernanda Mata, mujer de cuarenta años, enamorada de mi familia, de mi trabajo, del servicio, de mis amigos, del canto y hasta hace muy poco… de mí misma.
Hoy les comparto con mucha alegría este espacio llamado:
Sintonía FM -Comunicación para la vida-
Permítanme platicarles de qué hablo, haciéndolo en un recorrido por los siguientes párrafos para ir descubriendo juntos el propósito que nos reúne en esta lectura, esperando que sí en este viaje, algo les hace sentido de lo que aquí se comparta, podamos tener una cita cada quince días.
Les cuento que solía caminar por la vida viendo y contando las líneas que dividían cada block del pavimento, o sea “viendo pa´ abajo” sin conciencia de lo que ocurría a mi alrededor; la verdad no sé si lo hacía para no “tropezarme”, para no caerme o para estar midiendo el terreno que iba pisando porque asumía que hacerlo así, era la forma controlar mis pasos y que nada me tomara por sorpresa, ¡lo sé!, hoy entiendo que esto, en mis códigos de entendimiento, se llama miedo disfrazado de control pero en aquel entonces, no lo definía así, es más, ni lo hacía en mi radar.
Conforme transcurría el tiempo y al pasar de los años, ocurrió algo que se salía de todo mi control… De pronto, un día en la madrugada, sentí cómo mi cuerpo temblaba y se estremecía cual descarga eléctrica y, por supuesto que había explicación de ello con una historia que respaldaba esas manifestaciones que presentó mí cuerpo y daban un claro antecedente de todo ello; pues después de haber vivido un episodio muy fuerte en mi vida…¡Alto! aquí hago un paréntesis; mi vida no es esa vida trágica que esperan leer, de hecho, tuve una infancia muy feliz, sí con un episodio doloroso a mis ocho años, pero nada que el amor de mis papás y Fernando , mi psicólogo , no hayan ayudado a sanar; tengo dos hermanos maravillosos con los que me divertí muchísimo y que hoy por hoy, tenemos una relación hermosa; tuve una juventud bastante sana, muy amiguera, extrovertida, tan firme como dicharachera; una vida adulta muy social pero sumamente responsable y respetuosa de mis compromisos, sin embargo, por mi propia personalidad, fundamentada en esos agentes de impacto naturales que la forjan: casa, calle y escuela, y la forma en la que se la presenté al mundo, me fue abriendo muchas puertas pero también provocando muchas reacciones, pues tenía la peculiaridad de ir así “sin filtros” “ sin mesura de palabra” “sin pena” y en algunas ocasiones, “sin conciencia de acciones y consecuencias” y mostrándome tan fuerte y entrona como decía mi abuela, etc. … ¡Cosas de chavos y falta de conciencia que en esos momentos, no tenían la claridad que hoy prestan a mi vida!
Esa noche y tras haber pasado ya por varias de esas situaciones complejas, dolorosas y difíciles de la vida, donde sientes que no se te da como tú la sueñas y/o como tú la “mereces”; esa noche, después de haber llorado toda la madrugada, de haber sentido en mi corazón tanta tristeza , algo así como una especie de “cuchillada” a mi ego, de una profunda decepción, enojo, mucho enojo, ¡pum! vino ese pensamiento mágico que me hizo cuestionarme: ¿qué está pasando conmigo?¿qué estoy haciendo conmigo?¿qué ven en mí, los demás?
Ese fue el detonante que hizo que, de ahí en adelante, mi caminar fuese distinto y me pusiese entonces en “estado receptivo” como le he llamado. Comencé a “atender” los mensajes que la vida de estaba dando y requería estar súper alerta de cómo llegarían, en qué forma se presentarían, qué me querían decir y ¡oh sorpresa! ya me andaba volviendo loca, porque era cuestionarme todos los días: ¿por qué me pasó esto hoy? ¿qué me quiso decir? ¿qué tengo que cambiar de mí? ¿ cuál es la enseñanza?, etc. Hasta que me relajé un poquito y me abandoné en aquella filosofía en la que creía: deseo estar en estado receptivo para favorecer y modificar mi camino, con todo lo que implique esto, porque ya no estoy dispuesta a volver a vivir mis días atados a la angustia, la intranquilidad e incertidumbre. No, ya no quiero sentir esto de nuevo y mucho menos, no saber qué hacer con ello. Seguramente algunos de ustedes se podrán identificar con esta sensación de ya no querer “volver a sentir eso que te mantiene en zozobra la mayor parte de tu día”
Fue entonces que empecé a descifrar y codificar, activando mis “antenitas”, para darme cuenta que en la cotidianeidad de las personas está la magia y en ella, sus filosofías de vida “hechas frases”. Sí, esas frases que te topas cuando andas de paseo por redes sociales, o en una plática informal con tus amigos, o qué me dicen de las frases tan sabias de los abuelos, o las escuchadas en algún taller o curso de motivación, en fin, estas frases armadas que cuando las escuchas, hacen eco en tu corazón y resuenan en el alma. Entendí que cuando esto sucedía, que cuando esas palabras me ponían a “pensar reflexivamente”, es porque simplemente, estaba entrando en sintonía con la línea de vida que había decidido dibujar y comencé a regalarme lo más bello que puedas imaginar: la posibilidad de incorporar a mi vida esas fases, de darle un valor único y honesto a las enseñanzas de las personas que se van cruzando en las distintas avenidas de mi vida, y sobre todo, que compartir todo ese aprendizaje, se puede trazar una red de apoyo que fortalezca mi salud emocional y la de muchos. Esa que ha sido tan desatendida y tan golpeada últimamente y que, no sé por qué razón, no viene en el plan de estudios desde la primaria, pero ese es otro tema.
He aquí el objetivo de SINTONÍA FM ~ Comunicación para la vida~, compartirte lo vital que ha sido para mí día a día, estar en este estado consciente y congruente entre lo que hago, pienso y digo, por medio de frases que se han vuelto una directriz y que hoy son un entrenamiento de vida continuo, diario y permanente que favorezca mi salud emocional y bienestar integral.
Para llegar aquí, sí fue necesario visitar al médico, llámese conciencia, coach, líder espiritual, curso/ taller/entrenamiento, para que me ayudara a ir construyendo y edificando con herramientas sólidas, una vida con tareas diarias y cortas que den paz, fe, esperanza, perdón y amor. En el camino estoy, pero ya viendo “pa todos los lados” y con mi canasta enorme cual ama de casa en el mercadito, con su monedero y la lista de lo que necesita comprar, donde el señor de la verdura te deja escoger la que más te guste pero, obviamente, no descartando nunca que se puede atravesar algún imprevisto o sea “gustito” y que no venía en la lista pero que le gustó y ¿por qué no? llevárselo… pues así la vida, así es como entiendo que funciona y mi más grande reflexión de todo lo adquirido en este viaje del aprendizajes es cuestionarme todos los días ¿cómo me estoy comunicando con la vida? y por tanto, qué recibo de ella.
Me despido con infinito agradecimiento a AvimexNews por prestarme un espacio en blanco, que para mí, es un lienzo valiosísimo y me emociona mucho poder usarlo para compartirles lo increíble y poderoso de estar en sintonía consigo mismo por medio de todas las aportaciones de valor que dan las personas que cohabitan en nuestra existencia y que hoy es de los más grandes regalos de amor que me permito darme.
De nuevo, GRACIAS.
La Sugerencia
Sigo atenta y en Sintonía FM.