Angélica Valle
“Ni el verde olivo de los militares que llegaron a reforzar la seguridad ha frenado los ataques que tiñen de rojo a la ciudad”.
Tomo el segundo párrafo de la nota redactada por Uriel Vélez en El Norte, con esas palabras el reportero dice todo en cuanto a la falta de seguridad que vive Monterrey y su área metropolitana.
Situación que para las autoridades es un asunto de ajuste de cuentas entre cárteles que quieren ganar el territorio de Nuevo León.
De grupos delictivos que en tan solo dos meses han ejecutado a 168 personas con asuntos relacionados a la compraventa de droga, porque les ganan los puntos de venta o bien los victimados no cumplieron el pago.
Todos los días los medios de comunicación reportan la ejecución no de una sino de varias personas en un mismo lugar… Nuevo León no es la única entidad que lo vive, este domingo en Michoacán 17 personas fueron ejecutadas en un instante.
Si México se pinto de rojo por los contagios de Covid 19, de ese mismo color sigue, pero por la sangre derramada entre los cárteles, o al menos esa es la afirmación dada por las autoridades.
Esa situación no podemos verla de lejos, pensar que en nuestra colonia o barrio no se presentará porque viven personas de “bien”, no podemos dejarla de lado por el simple hecho de que la venta y compra de droga se da por todas partes y en todos los niveles sociales.
No podemos verla lejana porque en cualquier momento nuestros jóvenes pueden ser atrapados en ese mundo, aun contra su propia voluntad y llegar a cometer crímenes atroces como el hombre de 31 años que, drogado, asesinó sin piedad a su abuela, su tía y una prima.
Una persona drogada puede tener tal potencial en su fuerza física, pero carece de raciocinio, su mente está perturbada.
Es cierto, por las calles del área metropolitana se ven los convoyes de soldados vestidos con su uniforme verde olivo, color que simboliza la paz, sin embargo, su presencia en la zona representa todo lo contrario, llegan para combatir el crimen organizado, para acabar con las bandas de narcotraficantes, así recorren todo México, nuestra patria que cada día presencia la muerte de su gente cual si estuviera en una guerra frontal con el enemigo.
Y si, realmente tenemos un enemigo muy poderoso, las drogas.
Estemos atentos, si en casa el comportamiento de nuestro jóvenes cambia, hay que estar atentos, es en el seno familiar donde todo puede iniciar por problemas familiares, o donde todo puede cambiar si observamos y nos percatamos del proceder de nuestros hijos.