El mar Caribe padecerá de un incremento de sargazo este mayo y junio sin que la región mexicana esté preparada para hacer frente al arribo masivo que prevén sea semejante en magnitud al de 2019, año en que causó estragos económicos y ecológicos en la región.
Esteban Amaro, encargado de la Red de Monitoreo del Sargazo Cancún, da seguimiento al comportamiento de la macroalga en las costas del estado mexicano de Quintana Roo y explica que este abril reportaron que en 26 de casi 80 puntos estudiados hay una presencia “abundante” de sargazo.
Sus investigaciones coinciden con un reciente informe de la Universidad del Sur de Florida que identifica que la superficie de la mancha de sargazo que se mantiene a flote en el océano Atlántico, próxima al Caribe, alcanzó en abril los 1.036 kilómetros cuadrados,
Ello significa un aumento de 333 por ciento en comparación con el mes previo, de acuerdo con el último reporte de esta institución académica, llevada a cabo con la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio (NASA, por sus siglas en inglés).
La tendencia al alza se mantendrá en los próximos meses y afectará de manera particular a Caribe mexicano, advierten en el más reciente reporte técnico.
Aunque la cifra es elevada, todavía queda lejos de la cifra récord registrada en 2018, cuando llegó hasta los dos mil 800 kilómetros cuadrados, una cantidad de sargazo nunca antes vista en México.
El 2021 inició con un registro de 44 kilómetros cuadrados, que aumentaron hasta los 239 kilómetros en marzo, para luego escalar hasta los números de este abril, siempre según la Universidad del Sur de Florida.
El centro académico ha advertido que en los próximos meses probablemente se generará más sargazo, tanto en el este como en el oeste del mar Caribe, incluso, en el Golfo de México.
No se conocen las causas de su comportamiento y de su irrupción reciente en la región y solo se sabe que se origina en los mares de África, desde donde las corrientes lo transportan a las costas de Brasil y, finalmente, al Caribe, y que se reproduce a velocidad de vértigo en lugares ricos en nutrientes.