Restauración en Templo de Dolores revela pasado “de barro”

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Monterrey, NL.- Al poco tiempo de haber iniciado con los trabajos de restauración de la pintura mural en la zona del coro del Templo de Dolores, proyecto beneficiado a través de la convocatoria FIDECULTURAL 2019, y gracias al trabajo de expertos, se realizó un hallazgo de gran importancia en la bóveda del coro.

Y es que, al restaurar un bien cultural, este se investiga y requiere ojos especializados para poder descubrir detalles que para otros pueden pasar desapercibidos. De ahí, la importancia de iniciativas como el Fideicomiso de Patrimonio Cultural, que ha permitido al Gobierno del Estado, a través de la gestión de CONARTE, contar con el trabajo de profesionales de la restauración.

Tras la llegada del Huracán Álex, en julio del 2010, el templo se vio sometido a una intervención hecha por personas ajenas a la profesión de la restauración, quienes realizaron resanes de cemento para sellar unas fisuras en la primera bóveda.

En días pasados, cuando el equipo de restauradores retiraba el cemento para trabajar con materiales compatibles, la restauradora a cargo de la intervención, la Maestra en Restauración de Sitios y Monumento, Selene Velázquez, de la empresa Restáurika, detectó unos elementos redondeados que podrían haber pasado por cantos rodados (piedras de río), realizó una limpieza con un hisopo húmedo sobre las superficies curvas, lo que favoreció en una correcta observación del material:  los elementos no eran piedras, en realidad se trataba de pequeñas vasijas de barro (9 x 17 cm aprox.) que se encuentran boca abajo en toda la bóveda.

Este sistema constructivo es un sistema ancestral utilizado desde la época de los romanos y heredado por los españoles tras su llegada en el siglo 16 a lo que hoy es México. El uso de ollas de barro en las bóvedas es común en el centro y sur del país en los siglos 16 al 18, cayendo su utilización en el siglo 19, sin embargo, el hallazgo marca una vez más un parteaguas en los sistemas constructivo regionales del noreste de México, en un inmueble de inicios del siglo 20 que fusiona sistemas constructivos históricos con elementos modernos como vigas de acero, en el armado de la cúpula y la losa de entre piso del soto coro.

Actualmente se trabaja en la proyección hipotética del acomodo de las ollas, las cuales ascenderían a más de mil vasijas que aligeran la bóveda del coro. Es muy probable que dicho sistema se encuentre en las demás bóvedas de la nave, transepto y presbiterio.

Este descubrimiento posiciona al Templo de Nuestra Señora de los Dolores y al noreste en el mapa del patrimonio cultural a nivel nacional e internacional.

“Esto es un resultado de lo que es FIDECULTURAL. Impulsar un fideicomiso que te permita estudiar tu patrimonio y restaurarlo, te permite tener una narrativa diferente de lo que es.

“Hay muchas líneas de investigación, entonces, te permite construir otras narrativas que no tienen nada que ver solamente con lo estético de lo que es el patrimonio. Desde la Dirección de Patrimonio y Desarrollo Cultural de CONARTE son muy importantes estos hallazgos con gente capacitada”, explicó Alejandro Rodríguez, titular de dicha dirección.

Este tipo de trabajos de restauración, agregó, es un efecto colateral positivo, pues se abre un mercado y es una invitación para las universidades de considerar crear opciones para jóvenes que deseen incursionar en esta área de conocimientos y especializarse en ella.