En una nueva muestra de sus diferencias con la Unión Europea (UE) en el tema de Ucrania, el primer ministro húngaro Viktor Orban afirmó que, con un eventual regreso de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos, es probable que el respaldo norteamericano a Ucrania disminuya. Orban, uno de los principales aliados de Trump en Europa, expresó estas opiniones en el contexto de una reciente cumbre en Budapest, donde los mandatarios europeos debatieron sobre la continuidad del apoyo a Kiev en su lucha contra la invasión rusa.

Orban, quien ha sido un crítico constante de las políticas de la UE respecto a Ucrania, sostiene que la reelección de Trump representa una «nueva situación» que podría llevar a un replanteamiento de la ayuda europea, sugiriendo que el continente no podrá soportar los costos de la guerra por sí solo.

Sin embargo, líderes europeos como el jefe de la diplomacia de la UE, Josep Borrell, y la primera ministra italiana Giorgia Meloni reafirmaron su respaldo a Ucrania y minimizaron la posibilidad de que los cambios en Washington alteren el compromiso europeo. Meloni destacó que Italia seguirá apoyando a Ucrania mientras persista el conflicto, desmarcándose de la postura de Orban.

Por su parte, el presidente ucraniano Volodimir Zelensky también participó en la cumbre, expresando su preocupación por las declaraciones de Trump sobre la posibilidad de terminar el conflicto en un día, señalando que cualquier acuerdo apresurado podría resultar en una pérdida significativa para Ucrania.

A pesar de las divisiones, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, enfatizó que la amenaza de Rusia es global y advirtió que la tecnología de aliados como China e Irán está fortaleciendo a Moscú, resaltando la interconexión de intereses de seguridad entre Europa y Estados Unidos, sin importar el liderazgo en la Casa Blanca.