La industria mexicana enfrenta un desafío significativo debido al reciente decreto de Estados Unidos que exige un certificado de que el acero utilizado en productos exportados fue fundido y vertido en algún país de Norteamérica. Esta medida podría tener un impacto considerable en diversas industrias, especialmente en la construcción y la automotriz, según informó Alejandro Malagón, presidente de la Confederación de Cámaras Industriales (Concamin).
Durante el 84 Congreso Nacional de Agentes Aduanales, organizado por la Confederación de Asociaciones de Agentes Aduanales de la República Mexicana (CAAAREM), Malagón expresó su preocupación por las nuevas disposiciones del gobierno estadounidense, las cuales podrían afectar severamente a la industria de autopartes. «Es un impacto muy fuerte el que esto suceda», señaló, subrayando la necesidad de aclarar los requisitos específicos para las exportaciones mexicanas de productos de acero hacia Estados Unidos.
Impacto en la Construcción y la Industria Automotriz
El decreto, anunciado por la Casa Blanca, busca frenar la triangulación de productos de acero provenientes de Asia a través de México. Según Orlando Pérez Garate, socio en TMI Abogados y exdirector General de Consultoría Jurídica de Comercio Internacional en la Secretaría de Economía, la medida exige que todo el acero utilizado en productos exportados desde México demuestre haber sido fundido y vertido en territorio mexicano. De lo contrario, se enfrentará a un arancel del 25%.
Esta restricción implica que las empresas mexicanas ya no podrán importar acero de otras regiones del mundo, realizar un pequeño proceso de transformación y luego exportarlo a Estados Unidos. En su lugar, deberán utilizar acero que ha sido completamente procesado en México, lo que incrementará los costos de producción.
Para la industria de la construcción, este aumento en los costos del acero podría traducirse en precios más altos para proyectos de infraestructura y edificaciones. Del mismo modo, la industria automotriz, que depende en gran medida del acero para la fabricación de vehículos y autopartes, también verá un incremento en los costos de producción, lo que podría afectar los precios de los automóviles y reducir la competitividad en el mercado estadounidense.
Medidas de Mitigación y Reacciones
Ante esta situación, Malagón destacó que la Secretaría de Economía de México está comprometida en revisar y negociar las nuevas disposiciones para minimizar su impacto. «Si bien es un impacto importante, estamos más ocupados que preocupados porque sabemos que la Secretaría de Economía tiene la voluntad de hacer la revisión», afirmó.
El desafío principal radica en demostrar que el acero utilizado en productos exportados desde México cumple con los nuevos requisitos, lo que requerirá un esfuerzo coordinado entre el gobierno y la industria. Además, será crucial que las empresas mexicanas adapten sus procesos de producción para cumplir con las normativas sin incurrir en costos prohibitivos.