El gobierno de Joe Biden anunció este viernes una recompensa de 25 millones de dólares por información que lleve a la captura del presidente venezolano Nicolás Maduro, quien recientemente asumió un tercer mandato en medio de acusaciones de fraude electoral.

La medida, que eleva una recompensa previa de 15 millones establecida en 2020 por la administración de Donald Trump, subraya el rechazo de Washington a la legitimidad de Maduro. Según Estados Unidos, las elecciones de julio de 2024 fueron ganadas por el opositor Edmundo González, quien ha sido reconocido como el presidente electo de Venezuela.

Además de las sanciones, el gobierno de Biden decidió extender el estatus de protección temporal (TPS) a unos 600,000 venezolanos en Estados Unidos, permitiéndoles permanecer en el país durante 18 meses adicionales. Esta decisión, según un portavoz de la Casa Blanca, busca demostrar solidaridad con el pueblo venezolano que enfrenta una grave crisis humanitaria.

La ofensiva incluye recompensas dirigidas a altos funcionarios venezolanos:

Diosdado Cabello, ministro de Relaciones Interiores, con una recompensa de $25 millones.
Vladimir Padrino López, ministro de Defensa, con una recompensa de $15 millones.

Ambos son acusados de narcotráfico y corrupción, lo que refuerza las acusaciones previas contra Maduro, quien enfrenta cargos en EE. UU. por narcoterrorismo desde 2020.

El Departamento del Tesoro también sancionó a ocho funcionarios venezolanos, congelando sus activos en Estados Unidos y sumándolos a una lista que ya incluye a más de 180 aliados de Maduro.

A pesar de estas medidas, algunos analistas consideran que las recompensas y sanciones han tenido un efecto limitado, ya que han consolidado el control de Maduro sobre el poder. Sin embargo, funcionarios estadounidenses recalcaron que seguirán trabajando con aliados internacionales para presionar por una transición democrática en Venezuela.

Bradley Smith, representante del Tesoro, señaló:

Maduro y sus representantes han continuado con su violenta represión en un intento de mantener el poder, ignorando los pedidos del pueblo venezolano para una rendición de cuentas democrática”.

Con estas acciones, Washington busca aislar aún más al gobierno de Maduro mientras ofrece apoyo a los ciudadanos venezolanos en medio de una de las crisis políticas y humanitarias más graves de la región.