Por: Jorge Maldonado Díaz
Primero sacaron el Cristo de la Expiración para que lloviera, desde cientos de feligreses oraron, ahora un grupo de jóvenes se disfrazaron de matachines y comenzaron a danzar para hacer que llueva en Nuevo León para terminar con la sequía.
Fueron los integrantes de la danza prehispánica Tonatiuh, del Barrio Antiguo de Monterrey, quienes comenzaron a realizar toda clase de rituales y bailes en el malecón de la Presa de la Boca.
Ante la mirada de decenas de personas que se encontraban en el lugar, los matachines arribaron al lugar.
Al ritmo de un tambor y en medio de aplausos, las personas comenzaron con la danza de la lluvia.
“Señor de la más bella y blanca sabiduría, te pedimos permiso para realizar esta ceremonia, para agradecer las lluvias en tu honor”, fue una de las frases utilizadas por la agrupación.
Ante la escasez de agua en las presas de Nuevo León, las danzas han sido utilizadas por la ciudadanía como una herramienta más para atraer a toda costa el vital líquido y dicha danza prehispánica no fue la excepción.
De acuerdo a la historia de los rituales para los antiguos mexicanos, este ritual significaba una conexión con la naturaleza y el universo y se realizaba para invocar a la lluvia y asegurar el éxito de la cosecha.
Como parte de la danza de la lluvia hacían ofrendas en un gran círculo y se hacían limpias con ramas que llenaban de agua sagrada a los participantes para que la naturaleza se impregne en ellos.
“Ojalá lloviera lo más pronto posible porque un poquito más y se nos acaban las presas. Que vayan a sus templos y pidan que llueva, que se unan. Plantemos más árboles, no desperdiciemos agua y no tiremos basura”, dijo Mercedes Saldaña, visitante a la Presa de la Boca.
A pesar de que en los últimos dos días se presentaron lluvias en la región estás no han sido suficientes para ayudar a las presas de Cerro Prieto y de la Boca quienes mantienen su nivel más bajo en toda la historia.