Ciudad del Vaticano.- En un mensaje cargado de reflexión y esperanza, el papa Francisco abordó la fragilidad humana y el sentido de la muerte en una homilía preparada para este Miércoles de Ceniza, pero que no pudo pronunciar personalmente debido a su estado de salud. En su lugar, el texto fue leído por el cardenal Angelo De Donatis durante la ceremonia en la colina romana del Aventino.

Desde hace 20 días, el pontífice se encuentra ingresado en el hospital Gemelli de Roma debido a una neumonía bilateral y problemas respiratorios, lo que le ha impedido presidir uno de los ritos más importantes para la Iglesia católica, que marca el inicio de la Cuaresma.

En su mensaje, el papa reflexionó sobre la fragilidad del ser humano y la efímera naturaleza de la vida, recordando que las cenizas que se imponen en la frente de los fieles evocan tanto la pequeñez de la existencia como la esperanza en la resurrección.

«Las sagradas cenizas serán esparcidas sobre nuestra cabeza. Nos recuerdan que somos polvo, pero nos encaminan hacia la esperanza a la que estamos llamados», expresó el pontífice en su escrito.

Asimismo, Francisco lamentó la tendencia de la sociedad contemporánea a evadir la muerte y a excluirla de los discursos públicos, cuando en realidad es una realidad ineludible.

«A pesar de las máscaras que nos ponemos y de los artificios para distraernos, las cenizas nos recuerdan quiénes somos», advirtió el Papa, subrayando que la existencia humana está marcada por el sufrimiento, la enfermedad y la incertidumbre.

También señaló que, en el contexto actual, el mundo está contaminado por “polvos tóxicos”, refiriéndose a fenómenos como la violencia, la guerra, la explotación de recursos y la polarización ideológica.

A pesar de estas dificultades, Francisco insistió en que la fe ofrece una esperanza inquebrantable, pues al final del camino “nos espera un Padre con los brazos abiertos”.


El Papa avanza en su recuperación

Mientras su mensaje era leído en la ceremonia, el papa Francisco permanecía en el hospital Gemelli, donde su estado de salud se mantiene estable.

Según informó la Santa Sede, el pontífice ha comenzado con fisioterapia motora, lo que marca un avance en su recuperación.

«El Santo Padre sigue estable sin presentar episodios de insuficiencia respiratoria (…). En consideración a la complejidad de su cuadro crítico, el pronóstico permanece reservado», señala el informe oficial.

Además de su terapia de oxígeno de alto flujo, el Papa ha reanudado la ventilación mecánica no invasiva y ha podido pasar el día sentado en su sillón, participando en algunas actividades laborales que había suspendido debido a su enfermedad.

Desde el hospital, el papa bendijo las cenizas y recibió la eucaristía, manteniéndose presente en el inicio de la Cuaresma a pesar de las dificultades. También realizó una llamada al párroco de la Franja de Gaza, Gabriel Romanelli, y alternó momentos de descanso y trabajo.

La comunidad católica sigue atenta a la evolución de la salud del pontífice, mientras que el Vaticano no ha dado aún una fecha estimada para su posible salida del hospital.