Con la celebración de la última misa de las Novendiales, el Vaticano cerró este domingo el periodo de nueve días de luto oficial en memoria del papa Francisco, fallecido el pasado 21 de abril. La Iglesia católica se prepara ahora para el inicio del cónclave que definirá al próximo pontífice, programado para este miércoles 7 de mayo.

La ceremonia final fue presidida por el cardenal francés Dominique Mamberti, quien en su homilía rindió homenaje al compromiso del pontífice argentino, destacando su valentía y entrega hasta el último momento.

Yo estaba a su lado el día de Pascua, testigo de su sufrimiento pero, sobre todo, de su determinación para servir al pueblo de Dios hasta el final”, recordó Mamberti.

Además de ser uno de los más cercanos colaboradores de Francisco, Mamberti funge como protodiácono del Colegio Cardenalicio, por lo que será el encargado de proclamar al mundo la elección del nuevo papa con el tradicional anuncio Habemus Papam.

Concluido el periodo de duelo, 133 cardenales menores de 80 años —de los 135 electores, dos no asistirán por motivos de salud— se preparan para iniciar el cónclave, la reunión a puerta cerrada que se llevará a cabo en la Capilla Sixtina bajo estrictas medidas de confidencialidad.

La jornada comenzará a las 10:00 h del miércoles con la misa Pro Eligendo Pontifice y por la tarde, a las 16:30 h, los purpurados marcharán en procesión hacia la Capilla Sixtina para dar inicio a la primera votación. El resultado será comunicado al exterior a través del característico humo que emana de la chimenea colocada en el techo del recinto: negro, si no hay acuerdo; blanco, si se ha elegido al 267º papa de la Iglesia católica.

Para garantizar la confidencialidad de las deliberaciones, el Vaticano ha desactivado las cámaras de vigilancia en la Sixtina y restringido completamente el acceso a los espacios donde pernoctarán los cardenales electores y sus asistentes.

Este lunes a las 17:30 h, los trabajadores que prestarán servicios auxiliares al cónclave —como médicos, confesores, personal de limpieza o técnicos de mantenimiento— deberán prestar juramento de discreción absoluta.

En paralelo, los cardenales continuarán con las congregaciones generales, reuniones preparatorias en las que afinan los últimos detalles logísticos, intercambian opiniones y analizan el perfil ideal del nuevo líder de una Iglesia que hoy cuenta con más de 1,400 millones de fieles en todo el mundo.

El próximo papa no solo heredará el legado de Francisco, quien fue el primer pontífice latinoamericano, sino también los grandes desafíos de una Iglesia en transformación, marcada por la diversidad, la secularización y el debate interno sobre el rumbo de su doctrina y su presencia global.