Será en la junta de cardenales o cónclave donde se determine, mediante elección, quién será el sucesor del Papa Francisco.
La reunión deberá convocarse después de 15 o 20 días del fallecimiento del pontífice, conforme lo establecido en 1922, tiempo que se considera para la reunión de los cardenales que deberán elegir al nuevo Papa.
Todos los miembros del Colegio Cardenalicio están obligados a asistir al cónclave.
¿Quiénes pueden ser candidatos a Papa?
Todos los cardenales menores de 80 años pueden ser candidatos al papado, ello de acuerdo al colegio cardenalicio, integrado por 254 cardenales, 140 de ellos son quienes cuentan con menos de 80 años.
La cónclave
Los cardenales se reúnen en la Capilla Sixtina del Vaticano, donde tendrán lugar las votaciones y donde los purpurados juran mantener la integridad del cónclave.
Cada cardenal recibe una papeleta que dice, en la parte superior, las palabras “Eligo in Summon Pontificem” (Elijo como Sumo Pontífice). Allí, deberá anotar, en la mitad inferior, con la caligrafía más irreconocible posible, el nombre del candidato de su elección. La papeleta está diseñada a modo que pueda doblarse por la mitad sin que se alcance a ver el nombre anotado.
El primer día se realiza una votación inicial. El ganador debe obtener las dos terceras partes de los votos.
Si nadie resulta elegido en esa primera votación, se celebra un máximo de cuatro votaciones por cada día posterior del cónclave.
Pasados tres días de votaciones, si no hay un ganador, los miembros del cónclave se toman un día entero para la oración y contemplación. Luego se repite el ciclo. Transcurridos más de siete ciclos sin ganador, se celebra una segunda vuelta entre los dos candidatos con más apoyo. Gana el que obtenga la mayoría de votos. Humo blanco y humo negro.
Las boletas tabuladas, reafirmadas y posteriormente quemadas en una estufa instalada en la Capilla Sixtina específicamente para ese fin.
Es esa quema de papeletas la única señal que la gente afuera de la Basílica de San Pedro tendrá de que se ha elegido, o no, un nuevo Papa. El humo de las papeletas quemadas sale por una chimenea. Si es negro, el público sabrá que aún no hay nuevo Papa. Si es blanco, significa que la Iglesia católica tiene ya un nuevo líder.
Hasta 2005, se quemaban las papeletas con brea alquitranada, para generar el humo negro, o paja húmeda, para el blanco. Desde entonces, comenzó a usarse una mezcla de perclorato potásico, antraceno y azufre para el negro y una combinación de clorato potásico, lactosa y resina de conífera para el blanco.
Si el elegido acepta el cargo, el decano le preguntará con qué nombre desea ejercer su pontificado. El argentino Jorge Mario Bergoglio eligió el de Francisco, en honor al santo.
Los cardenales se arrodillan entonces ante el nuevo papa, que dispondrá de unos minutos para vestirse con los hábitos pontificios.

En el balcón central de la Basílica, se hará el anuncio formal de que la Iglesia tiene un nuevo papa. “Annuntio vobis gaudium magnum Habemus papa” (Tenemos Papa).
El nuevo Pontífice se asoma al balcón y comienzan a repicar todas las campanas, primero, de la Santa Sede, y de las iglesias de todo el mundo después.
Unos días más tarde, el nuevo pontífice celebrará la misa que marca el comienzo de su reinado, y que recibe el nombre de ´coronación´, porque tras ella antes se coronaba al nuevo papa con la tiara, aunque el nuevo Pontífice puede optar por una mitra de obispo.