Washington, D.C.- La Casa Blanca rechazó rotundamente la idea de devolver la Estatua de la Libertad a Francia, luego de que el parlamentario europeo Raphaël Glucksmann sugiriera que el icónico monumento regresara a su país de origen debido a que, según él, Estados Unidos ha dejado de representar los valores de libertad y democracia por los que fue entregado en 1884.
La portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, desestimó la propuesta con una respuesta tajante: “Por supuesto que no”, al ser cuestionada sobre si el gobierno estadounidense consideraría devolver la estatua.
Además, lanzó una crítica al político francés, sugiriendo que su país debería estar agradecido con Estados Unidos:
“Mi consejo para ese político francés de bajo nivel no identificado sería recordarle que es solo gracias a los Estados Unidos de América que los franceses no están hablando alemán en este momento, por lo que deberían estar muy agradecidos con nuestro gran país”, declaró Leavitt, en referencia a la intervención estadounidense en la Segunda Guerra Mundial.
El legislador francés de centroizquierda encendió la controversia al afirmar que Estados Unidos ha abandonado los valores que llevaron a Francia a regalar la estatua hace más de un siglo.
“Vamos a decir a los estadounidenses que han optado por ponerse del lado de los tiranos, a los estadounidenses que despidieron a investigadores por exigir libertad científica: ‘Devuélvannos la Estatua de la Libertad’”, expresó Glucksmann.
El eurodiputado también aseguró que el monumento, diseñado por el escultor Auguste Bartholdi, sería mejor apreciado en Francia, ya que, en su opinión, los estadounidenses han perdido el respeto por su significado original.
La Estatua de la Libertad fue un regalo de Francia a Estados Unidos en 1884, como un gesto de amistad entre ambas naciones y en conmemoración del centenario de la Declaración de Independencia estadounidense.
A lo largo de los años, el monumento ha sido símbolo de libertad, democracia e inmigración, dando la bienvenida a millones de personas que llegan al país en busca de nuevas oportunidades.
Si bien las declaraciones de Glucksmann provocaron debate, la respuesta de la Casa Blanca dejó claro que Estados Unidos no contempla devolver la estatua, reafirmando su valor como un ícono nacional.