San Pedro Garza García.- Apoyados en tecnología que hasta ahora solo se ha utilizado en intervenciones estéticas y de ortodoncia, dos estudiantes de la Universidad de Monterrey intentarán demostrar que es posible acortar el tratamiento de fracturas a la mitad del tiempo que actualmente se requiere para sanar.
La luz infrarroja será la aliada de Benjamín Salazar Castro, de Ingeniería Biomédica, y Jorge Hernández Sabino, de Ingeniería en Mecatrónica, ambos de séptimo semestre, quienes solo aguardan el protocolo médico para comenzar a experimentar con pacientes a quienes les han colocado férulas.
Después de un sondeo realizado por los estudiantes, descubrieron que la radiación electromagnética –que tiene propiedades antiinflamatorias y analgésicas– ha sido utilizada por una Universidad asiática para implementar ortodoncias y brackets.
Benjamín señaló además que la técnica ha sido aplicada solo en experimentos con ratones, que se han sobrepuesto a una lesión, sin necesidad de cirugías.
“Teníamos ese antecedente: si ya se había empezado a utilizar, por qué no usarlo para fracturas en el cuerpo humano; investigamos más, encontramos más papers y lo propusimos en la Incubadora (de la UDEM)”, indicó.
Ambos estudiantes han sido asesorados por el Hub de Emprendimiento de la UDEM, en donde han expuesto pitches o presentaciones de ventas en simulacros y a inversionistas reales; sin embargo, aún falta un periodo de experimentación que solo podrían comenzar el próximo año.
“Estamos armando el protocolo de pruebas y comparando con otros papers para no hacer lo mismo que otros y dar un plus a la investigación”, expuso Benjamín.
El alumno de la Vicerrectoría de Ciencias de la Salud comentó que el próximo año podrían comenzar la fase de experimentación, aunque eso depende de los lineamientos que reciban de sus asesores, ya que hay que garantizar la seguridad del paciente.
Jorge, por su parte, destacó que es necesario el contacto con los médicos para terminar el protocolo y ponerlo en práctica, con lo que prevén será más atractivo para los inversionistas.
“Este semestre empieza el proceso; para el siguiente año estaríamos viendo estas pruebas: de qué forma se permite y en qué pacientes, porque se debe tener una manera de comparar y que se note que haya una mejoría”, detalló.
El alumno de la Escuela de Ingeniería y Tecnologías indicó que, en la aplicación para ortopedia, reportan que la terapia se reduce a la mitad el tiempo.
“En este caso que es menos directo, porque hay que atravesar piel y músculo, esperamos una reacción significativa, talvez no a la mitad del tiempo, porque, además, varía con cada tipo de fractura”, expuso.
Para Jorge, por ahora, la luz infrarroja es una solución, aunque habría que ver si después es posible experimentar con diferentes luces a fin de comprobar si hay algún impacto en otras áreas y ampliar el campo de ayuda.
Benjamín explicó que no se trata de un tratamiento preventivo, sino en conjunto con la férula del material que sea, aplicando ondas infrarrojas.
Estimó que el tratamiento podría ascender a un 15 o 20 % sobre los costos de materiales convencionales, como el yeso, lo cual no implica un gasto oneroso.
“Al recortar el tiempo de tratamiento, el paciente se ahorra visitas al doctor, rayos X y se atrofia menos el músculo; entonces, también se podría reducir la rehabilitación que tendría que llevar el paciente”, sostuvo.