El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, confirmó este martes un acuerdo de alto al fuego entre Israel y el grupo armado Hizbulá, con el objetivo de poner fin a uno de los conflictos más mortales del Líbano en las últimas décadas. El acuerdo, respaldado por el gobierno israelí y mediado por Estados Unidos, entrará en vigor a las 4:00 a.m. del miércoles en ambos países y se considera una medida para frenar de forma permanente las hostilidades entre ambos bandos.

Minutos antes del anuncio de Biden, la oficina del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, confirmaba que el gabinete de seguridad de Israel había aprobado la propuesta de cese de las hostilidades, la cual incluye el despliegue progresivo de tropas israelíes fuera de Líbano en los próximos 60 días y la estabilización de las zonas fronterizas. Hizbulá, por su parte, no ha emitido un comunicado oficial sobre el acuerdo, aunque se esperaba que el gobierno libanés, que no controla al grupo, discutiera la medida el miércoles.

El alto al fuego, que sigue a meses de intensos combates que han dejado más de 3.000 muertos en Líbano y 100 en Israel, marca un punto de inflexión en la violencia. En su discurso, Biden enfatizó que este acuerdo tiene como fin evitar que el conflicto se convierta en un ciclo de violencia, destacando el retorno seguro de los civiles a sus hogares y la reactivación de la infraestructura local como uno de sus mayores objetivos.

Aunque el acuerdo ha sido recibido con optimismo, no está exento de incertidumbre. Netanyahu, en un discurso televisado, advirtió que cualquier violación del alto al fuego por parte de Hizbulá será respondida con «contundencia». Mientras tanto, algunos analistas israelíes de la derecha han expresado su preocupación de que esta tregua podría sentar las bases para un nuevo enfrentamiento con Hizbulá en el futuro.

El conflicto, que comenzó el pasado octubre cuando Hizbulá intensificó sus ataques tras la ofensiva sorpresa de Hamás en el sur de Israel, ha transformado la región. El acuerdo no solo representa un esfuerzo por reducir la violencia en la frontera, sino que también refleja los desafíos de estabilidad en un contexto más amplio de tensiones regionales, incluyendo las amenazas de Irán y el estancamiento de la guerra en Gaza.

Este alto al fuego ha sido respaldado por aliados internacionales, como Francia, y se espera que el ejército libanés retome el control de las áreas del sur del Líbano, donde Hizbulá tiene una fuerte presencia. El acuerdo también abre la puerta a un proceso más amplio de reconstrucción y paz, aunque la realidad del terreno podría hacer difícil su implementación efectiva.