Por Angélica Valle
Durante la década de los 80 Monterrey y su área metropolitana padecieron una seria crisis en el abasto de agua potable, en ese tiempo la sequía y la falta de pozos profundos y vasos de almacenamiento se sumaban a la mala operación del organismo operador y suministrador del vital líquido.
En ese tiempo surgió el Proyecto Hidráulico Monterrey, consistente en la planeación para no solo contar con agua en el corto plazo, sino tenía la visión de futuro, en base al crecimiento de la mancha urbana y su desarrollo, pensar y trabajar en ello era forzoso, no hacerlo equivalía a frenar ese boom que vivía la zona metropolitana.
La visión la tuvo Alfonso Martínez Domínguez y la llevó hasta el Proyecto Monterrey III. Así se proyecto la presa Cerro Prieto, la presa El Cuchillo, se trabajó para logar finanzas sanas en Servicios de Agua y Drenaje, además de buscar fuentes alternas dentro y fuera del área metropolitana de Monterrey.
La proyección llegó hasta el sexto plan hídrico para garantizar el abasto a la población, pero a la vez crear consciencia del cuidado y buen uso del agua. La secuencia de los planes era perfecta, las obras se hacían a la par del crecimiento.
Sin embargo, hace 6 años, Eugenio Clariond Reyes, al asistir a la presentación del Proyecto Monterrey VI, no estuvo de acuerdo en traer agua desde tan lejos -el proyecto consistía en traerla desde el Río Pánuco ubicado en Veracruz-.
Como voz experta al ser el presidente del Fondo de Agua Metropolitano de Monterrey (FAMM), la voz fue escuchada por el recién llegado gobernador Jaime Rodríguez Calderón, cuya respuesta fue, se va Monterrey VI, pero, qué proyecto me dan.
Múltiples han sido las propuestas del FAMM para garantizar el abasto de agua a la población de Monterrey, no sólo la Presa Libertad -antes Terreros y formaban parte del Proyecto Hidráulico Monterrey III- sino pequeñas obras que van desde la siembra de árboles, construcción de represas, una doble cortina rompe picos y muchas más.
El gran problema que afronta la población regiomontana no solo es de abasto de agua potable, sino de autoridades con toma de decisiones precisas, con don de mando y negociación que permitan contar con los recursos y tenga la verdadera visión de metrópoli, que vean más allá de crear desarrollos urbanos y tener ganancias propias al autorizar nuevos polos habitacionales, no importa que se demande más agua potable.
Años atrás Servicios de Agua y Drenaje de Monterrey era reconocida por su alto rendimiento administrativo y de operación, de un 30% de pérdidas que contabilizaba por fugas y tomas clandestinas logró disminuirlo hasta un 10, hoy supera ese 30 por ciento.
Abatió el rezago en la deuda de clientes domésticos e industriales, alcanzó el 100% de reciclado del agua de desecho con la instalación de plantas de tratamiento y obtuvo reconocimiento por la calidad del agua para beber.
En este tiempo de campañas escuchamos que la Presa Libertad debe terminarse cuanto antes, pero también el propio director de la institución pública descentralizada (IPD) alerta sobre cortes en el suministro entre junio y agosto si no se presentan lluvias… señores candidatos, autoridades federales la respuesta a la población era para AYER, no puede esperar más.
En 1980 las protestas eran con cacerolas, con qué y cómo esperan que proteste la población que, ya en abril, padece temperaturas de hasta 45 grados a la sombran y le amenazan que si no cuida el agua tendrá que vivir con baja presión o de plano sin agua por «algunas» horas durante el día.
Hay que proyectar ya un buen plan hídrico para Nuevo León, que no solo los residentes en el área metropolitana sufrirán desabasto, tanto la zona norte como sur del Estado la viven desde hace muchos años.
También urge que la autoridad sea visionaria.