Sintonía FM
Por: Fernanda Mata
Es curioso pero llega diciembre y pareciera que en nuestro corazón hay una maquinita de pintura que en automático al entrar este mes comienza a rosear de rojo las manchitas que hay de color negro; el color del rencor, el odio, la angustia y otros sentimientos que acumulamos durante el año y que nos es difícil soltar por alguna razón. Pareciera que, en este mes, el chip de la alegría, el perdón y los buenos deseos e intenciones se hacen presentes. ¿Qué tendrá esta época que genera este ambiente tan armónico? no lo sé, pero sin duda valdría la pena aprovecharlo para crear en esos momentos de ocio, buenos espacios de reflexión y auto cuestionamiento sobre nuestra siguiente lista de compromisos a manera de propósitos que hacemos en cada uva que comemos.
Independientemente de estas fechas, y el tono meloso que se genera por su naturaleza, me pregunto: ¿por qué tendría que depender de una fecha, de una estación del año o de un acontecimiento para decidir enlistar una serie de acciones que vayan encaminadas al cumplimiento de un propósito de vida? ¿por qué?, por borregos, sí, y no se ofendan, no es un insulto ni mucho menos, ni para ustedes ni para los animalitos, es simplemente la explicación connotativa de que hacemos lo que vemos y vamos hacía donde todos van mermando nuestra capacidad de discernir, es decir, seguimos las reglas como borreguitos, imitamos las prácticas propias de la época, nos vamos según la inercia, y la cabeza que, entre otras cosas, nos la dieron para pensar, en ocasiones se usa para todo menos para eso… repetimos sin reflexionar las frases hechas como: feliz día de San Valentín, feliz Navidad y próspero año nuevo, feliz vuelta al sol, etcétera… Hacer o decir tal o cual cosa, sin estar consciente de lo que realmente quiero desear, es como seguir una regla sin saber a qué tengo derecho y cuál es mi obligación sin alcanzar a dimensionar las consecuencias a las que nos llevará seguirla.
La invitación es a que te vuelvas un auténtico infractor de las leyes sociales, pero, no me mal entiendas, es llevarte a la conversión genuina de tus “propósitos y deseos” por medio de esta analogía que no es otra cosa más que decirte, que te reveles contra lo que todos hacen/dicen; es llevarte a un espacio de conciencia en donde todo lo que salga de ti, sea con pleno entendimiento de lo que realmente deseas para el otro y para ti.
Revelarse contra el sistema, también es invitarte a romper con el paradigma que solo en esta época se puede limpiar el corazón y que es la oportunidad para dar paso a un nuevo comienzo, es decir, que esa pintura que solo tapa parcialmente los hoyos negros propios de la época, le invirtamos un poco más de esfuerzo para “comprar” una permanente que no se despinte con el cambio de mes; es revelarte también, contra ti mismo y contra tus propósitos que solo se gestan desde las buenas intenciones de una nueva vida y que se olvidan lentamente al dar vuelta al calendario, quedando inconclusos.
¡Cuestiónate! ¿Qué promesa estás dispuesto a cumplir? ¿Qué deseo desde lo más honesto de tu ser, te comprometes a echar a andar? ¿Qué requiere de ti para poder lograrlo?
Hacerlo implica renunciar al camino al que todos van sin poder siquiera tener claro el resultado o la meta a donde se quiere llegar, es mostrarse rebelde ante lo que no pertenece a nuestra convicción.
Infringir las reglas sociales es quitarle peso a deseos y propósitos vacíos. La rebeldía no es disfuncional en el ser humano, siempre y cuando tenga un fin definido.
En pocas palabras, comienza a darles pureza de intensión a cada deseo y propósito que tengas para con tu vida y que ésta no dependa de un momento o de una época en donde la mercadotecnia nos propone que es el tiempo idóneo para hacerlo… San Valentín no debiera ser la única época del año en donde nos propongamos decirle al otro cuánto lo amamos, enero no debiera ser el mes en donde se inicie el cumplimiento de mis sueños que postergo durante todo el año, y mi proyecto de vida no debiera aplazarse hasta que me sienta capaz de poder iniciarlo. Hemos visto que una pandemia vino a recalcarnos que el momento es hoy, siempre es hoy, así que, volvámonos infractores del marketing y démosle sentido, cause y acción de lo que inicia como una idea para que luego, a mis manos, les alcance el tiempo para verlo como una meta lograda; hagamos que nuestro “check list” se vea generosamente lleno de palomitas desde lo más profundo de nuestro querer. Incluyamos en nuestra lista el propósito de curar y limpiar nuestra alma, de perdonarnos y de recomenzar en un corazón generoso y agradecido no importando cuán manchado esté. Llena tu copa de uvas, a cada una dale el nombre que cumpla con el propósito que quieras y que te valga tres pepinos si es enero, marzo o diciembre, qué importa si eres el “raro” por navegar contra corriente, total, la rareza vestida de locura es solo una construcción social así que ¡volvámonos infractores de las leyes sociales impuestas y carentes de conciencia y frases hechas!
Hoy y siempre, deseo que tu camino se vuelva tan rebelde, en el mejor de los sentidos, como triunfante, tan digno como tú lo desees y tan amoroso que no haya necesidad de trasgredir el sueño del otro por atender el tuyo.