En el 2011 Nuevo León vivió la época más oscura de la guerra contra el narcotráfico, registrándose el peor atentado contra la población civil en la historia de México, 52 personas fueron asesinadas a manos de sicarios.
Eran las 03:00 horas de la tarde del 25 de agosto de 2011 cuando hombres armados, entre 12 y 14 que viajaban en cuatro vehículos, irrumpieron en el casino Royal ubicado en la avenida San Jerónimo pertenecían al cártel de Los Zetas.
Golpearon a la recepcionista, robaron pertenencias de los clientes, destruyeron máquinas y rociaron con gasolina las máquinas de juego y la alfombra del lugar, y tras prenderle fuego a todo se retiraron del lugar.
El lugar, en pocos minutos, quedó envuelto en llamas y humo, testigos dijeron también hubo una explosión de lo que sería una granada. Mientras que algunos clientes lograron salir por la puerta principal, pronto se convirtió imposible por las llamas que crecían.
Ante el caos, muchas personas fueron pisoteadas por la estampida, mientras las salidas de emergencia permanecían cerradas con llave. Todas las víctimas murieron asfixiadas por intoxicación algunas escondidas en los baños y oficinas luego de tratar de huir de los agresores. Horas después, ya en la noche, se desplomó el segundo piso que estuvo en llamas. Murieron 52 personas inocentes.
Por el atentado en el Casino Royale fueron detenidos más de 25 sicarios, algunos relacionados directamente con Los Zetas. Doce de los detenidos fueron condenados por el atentado. Nueve fueron sentenciados entre 2011 y 2016 y tres más fueron condenados en 2018.
Baltazar Saucedo Estrada, alias el Mataperros, uno de los líderes de los Zetas fue detenido el 6 de enero de 2012, fue el último de los que participaron en la masacre, este se encontraba a las afueras del Casino Royale vigilando que se ejecutara la orden de incendiar el lugar debido a que el dueño no había pagado la cuota.
