La venta de vacunas contra COVID-19, que se produzcan en países del bloque, deberán ser reportadas y obtener autorización de aquellos fabricantes con los se ha firmado contratos de adquisición previa y estará en vigor hasta final de marzo de este año.
«El objetivo es proporcionar inmediatamente total transparencia, que hasta ahora ha faltado y es lo que los europeos esperan, y si es necesario nos dará una herramienta para asegurar la entrega de las vacunas», dijo en una rueda de prensa del vicepresidente de la Comisión y responsable de Comercio, Valdis Dombrovskis.
La medida, que entrará en vigor mañana, sábado, llega tras una semana de tensión con la firma anglosueca AstraZeneca debido a los retrasos en la entrega de las dosis contratadas por la UE, que se suman a los registrados días antes en la llegada del fármaco de Pfizer-BioNTech.
Los miembros del bloque financiaron por adelantado el desarrollo de esa vacuna con 2 mil 900 millones de euros.
«Llevar la vacuna a los ciudadanos es una tarea fundamental, contrarreloj. No podemos perder tiempo porque las vacunas no se entreguen en el calendario acordado. Tenemos que asegurar que todos los acuerdos de compra son respetados. Pagamos para aumentar la producción y ahora esperamos que cumplan», dijo Dombrovskis.
Los laboratorios que firmaron contratos de compra previa son Pfizer-BioNTec, Moderna y AstraZeneca, cuyas vacunas ya han sido autorizadas en la UE, además de Johnson & Johnson, Sanofi-GSK y CureVac- para obtener un total de 2 mil 300 millones de dosis de sus vacunas.
Fuera de este control quedarán, sin embargo, las entregas por razones humanitarias, los envíos a los países vecinos del sur y este de la UE y a cualquiera de los 92 países de rentas bajas y medias que participan en la iniciativa Covax de la ONU para el acceso global a la vacuna.
«No nos estamos protegiendo contra ningún país en concreto ni estamos en una competición o carrera contra ningún país. La única carrera es contra el virus», insistió la comisaria europea de Salud, Stella Kyriakides.