Los estados de Luisiana y Texas se preparan este martes para la llegada del huracán Laura, que amenaza la costa estadounidense con vientos de 120 km/h tras dejar una veintena de muertos en en el Caribe.
El Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos (NHC) había señalado que se espera que Laura se fortalezca antes de llegar a las costas de Luisiana y el sureste de Texas, donde se espera que el huracán golpee el miércoles por la noche.
En ese sentido, el NHC, con sede en Miami, advirtió sobre crecidas fluviales repentinas e inundaciones en partes de Texas, Luisiana y Arkansas, luego de que Laura dejara al menos 24 muertos en Haití y República Dominicana, así como daños materiales en Cuba.
Más de 385.000 personas recibieron instrucciones para evacuar las ciudades texanas de Beaumont, Galveston y Port Arthur, y otras 200.000 recibieron la orden de abandonar las tierras bajas del suroeste de Luisiana, donde los meteorólogos dijeron que una marejada ciclónica de alrededor de 4 metros (13 pies) de altura, coronada por olas, podría sumergir comunidades enteras.
Las evacuaciones podrían crecer aún más si la trayectoria de la tormenta da un giro hacia el este u oeste, comentó Craig Fugate, exdirector de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias.
Las autoridades instaron a la gente a quedarse con familiares o en habitaciones de hotel para evitar la propagación del COVID-19. Los autobuses contarán con equipo de protección y desinfectante, y trasladarán a menos pasajeros para mantener un distanciamiento social, señalaron las autoridades de Texas.
Por su parte, la ciudad de Nueva Orleans se preparaba este martes para la llegada de Laura.
El gobernador de Luisiana, John Bel Edwards, informó en su cuenta Twitter que se espera que el ciclón «toque tierra al menos como un huracán de categoría 3». El martes estaba a unos 800km del estado.
La costa estadounidense ya venía amenazada, aunque en menor grado, por Marco, que fue degradada al grado de tempestad.
La tormenta también representaba una amenaza para una parte importante de la industria energética de Estados Unidos. Las refinerías de petróleo y las plantas de gas natural licuado de la región podrían cerrar, y el gobierno dijo que los trabajadores fueron retirados de más del 40% de las 643 plataformas que normalmente cuentan con personal en el Golfo de México.