Monterrey, NL.- ¿Te imaginas al oso negro ayudando a alertar de diversas enfermedades que pueden perjudicar la salud del ser humano? Esto es posible gracias a las condiciones y cualidades biológicas de este animal del norte de México.
Debido a que en la cadena alimenticia se encuentra en el primer lugar y consume otras especies; sus largos desplazamientos en su hábitat; su larga vida; y su interacción con humanos, entre otras características, son algunas de las ventajas que ofrece esta especie de mamíferos para ser estudiada y conocer qué patógenos (agentes infecciosos) puede portar y que, dado el caso, pueden ser transmitidos al humano.
“En los últimos años, se han utilizado especies como una alerta temprana de problemas de salud pública, porque hay muchos patógenos en el ambiente, en los suelos y que incluso sus ciclos de vida involucran a varias especies u organismos, y uno de ellos es el oso”, explica el especialista de la Universidad Autónoma de Nuevo León, Rogelio Carrera Treviño.
Incluso, además del oso, se pueden usar otras especies como centinelas, entre ellas, las zarigüeyas, el mapache y los coyotes, ya que ellos también pueden indicar la presencia de enfermedades.
El oso negro es el carnívoro más grande de México y es la única especie del género. Los machos miden entre 1.4 y 2 metros de largo, mientras que las hembras son 20 por ciento más pequeñas. También es omnívoro y se alimenta de animales, plantas, insectos, entre otros.
Esta especie habita principalmente en zonas montañosas, se desplaza grandes distancias y en un día puede recorrer hasta 80 kilómetros. Llega a vivir entre 15 y 20 años en condiciones silvestres.
¿De qué enfermedades nos puede alertar?
La rickettsia es una enfermedad que se ha encontrado con frecuencia en el oso negro y es de importancia para la salud humana. Es producida por bacterias que se mantienen por naturaleza en animales que sirven como alojamiento y son transmitidas al ser humano a través de garrapatas.
“El oso es portador de garrapatas y cuando se las hemos extraído, nos hemos sorprendido de la gran cantidad de patógenos que estamos encontrando en ellas; sin embargo, nos hemos enfocado en la prevalencia de la rickettsia.
“Está documentado en el norte de México que esta enfermedad causa la muerte en humanos todos los años. Y la rickettsia, parte de su ciclo de vida, involucra a las garrapatas, y la enfermedad puede transmitirse entre mascotas, personas y en animales silvestres”, detalla el también Coordinador del Laboratorio de Fauna Silvestre de la UANL.
De acuerdo con el investigador de la Universidad Autónoma de Nuevo León, la borrelia es otra enfermedad de la que el oso negro puede alertar, ya que también es transmitida por garrapatas.
“Se han hecho estudios en Estados Unidos y está documentado cómo la transformación de los hábitats naturales ocasiona que haya un aumento en la incidencia de garrapatas en ciertas especies, y aumente la dispersión de la borrelia y además empiece a aparecer en humanos”, informó el profesor e investigador de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la UANL.
¿Cómo analizan al oso negro?
Para estudiar más a detalle las enfermedades que puedan surgir de los patógenos que porte el oso, los especialistas de la UANL le toman las siguientes muestras: sangre, excremento garrapatas y pelo.
A través de un hisopo, “raspan” los ojos, nariz y genitales del oso para cultivar las muestras en el laboratorio y saber qué tipo de microorganismos viven en él.
La transformación de ecosistemas, el principal problema
Para Carrera Treviño, muchas de las enfermedades que surgen se debe a la transformación que el ser humano realiza en los ecosistemas, ya que estas alteraciones hacen que los ciclos normales de los patógenos se interrumpan o cambien, ocasionando un aumento en la incidencia de problemas de salud pública.
“Aquí influyen muchas veces esas interacciones que tenemos con las especies y que no tomamos en cuenta”, señala el especialista de la UANL.
De acuerdo con el artículo “Oso negro en México: un gigante en peligro de extinción”, de la revista Ciencia UANL, de mayo-junio de 2019, a partir de 1986, la distribución de la especie se ha reducido un 80 por ciento debido a la modificación de su hábitat y por la cacería ilegal.
Y debido a lo anterior, a nivel nacional, la distribución de la especie ahora se concentra principalmente en Sonora, Chihuahua, Nuevo León y Tamaulipas.
Anteriormente también se le ubicaba en los estados de Coahuila, Zacatecas, Sinaloa, Durango, Nayarit, San Luis Potosí y Aguascalientes.
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